Recomiendo que escuchen Pieces, de Red, y In My Veins, de Andrew Belle ;_;
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Con aquel último golpe, Kellin había llamado de forma calmada a la puerta del baño, y desgraciadamente, Vic seguía sin responder.
Una extraña sensación pesimista inundó el estómago de Kellin cuando se percató de la situación, y comenzó a pensar con más profundidad las posibilidades: Vic estaba internado en el hospital por un intento de suicidio, y su rehabilitación no mostraba signos positivos. Algunos terapeutas habían afirmado sin temor que Vic que era un caso perdido, su vida estaba tensada en un hilo desgastado que pronto se rompera, y con él, la vida de Victor Vicent Fuentes.
Nunca había tenido la necesidad de razonar la actitud del muchacho, porque aquella sonrisa perfecta apartaba cualquier pensamiento respecto a los problemas. Era un chico capaz de devolverte la felicidad que el mundo te apartó por años.
Pero pocos sabían el alma pútrida que él escondía bajo su esqueleto.
Kellin golpeo con más fuerza la puerta, dejando con su respiración se dificultara y una lágrima rebelde descendiese su pómulo. Apretó los dientes furioso, repitiendo variadas veces sus frases amenanzantes.
Un par de enfermeras preguntaron variadas veces en los veinte minutos transcurridos en el lavavo sobre la situación, pero Kellin optó por mentir sobre una situación buena antes de verse rodeado de médicos inservibles y molestos.
Finalmente, se deslizó por la puerta del retrete individual en el que Vic se había encerrado, y soltó un suspiro sonoro.
—Te quiero, Victor.
Pero Vic no respondió.
Vic nunca respondió.
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Los pasos de Alex aumentaron en velocidad cuando divisó en la lejanía una figura familiar. Reconoció su cabello oscuro y sus piernas delgadas, propias de Taylor Jardine. Logró conocer la lectura en la que estaba interna: el nuevo horario de visitas.
—Oye —Alex trató de llamar la atención de la muchacha, pero ella parecía demasiado entretenida para percatarse de su nueva compañía—. ¡Tay!
Debido al susto, la muchacha saltó levemente y giró sobre sus pequeños tacones para encontrarse con la sonrisa pícara de Alex. Posó su mano sobre su pecho, indicando su rápido ritmo cardíaco.
—¿Qué ocurre, Gaskarth? ¿Han atropellado a tu gato o algo así? —resopló molesta.
Alex frunció el ceño.
—Yo no tengo gato —la muchacha rodó los ojos, y posteriormente, le dedicó una mirada frustrada—. Pero bueno, ¿dónde está Jack?
—En su habitación.
—No, ahí no está.
—¿Cómo qué no? Le dije que esperase ahí al doctor —Alex realizó un gesto con su mano que le indicó a Tay que prosiguiese—. Tenía una sesión de quimio a las siete y cuarto.
—Mierda.
El muchacho comenzó a correr, descendió las escaleras con rapidez mientras su pensamientos perdían el orden inicial.
Desde hacía algunos días, Jack se había negado a la quimioterapia. Pero Alex comprendía las razones del muchacho. Recordaba a la perfección las consecuencias de su primera sesión —cercanas las cuatro de la mañana, Jack se levantó interno en un profundo malestar, y se dirigió al baño. No paró de vomitar hasta un cuarto de hora después, y su aspecto se asimilaba a un cadáver viviente—.
Los doctores le habían explicado los procesos de la quimioterapia, y a pesar las cientos de experiencias desagradables ocultas tras sus palabras, Alex prefirió centrarse en las noticias tranquilizadoras: el tumor de Jack podría haber disminuido en tamaño.
Si el cáncer de Jack mostraba mejoras, el traslado a un hospital con mejores tratamientos no sería necesario y Alex podría quedarse con Jack hasta que le permitiesen salir del hospital para rehacer su vida.
¿Por qué no podían tener ellos una oportunidad como todos los demás? ¿Acaso Dios deseaba que su historia finalizase tan temprano? Unos años juntos no les han convencido definitivamente para el matrimonio, pero en esos momentos, Alex no se negaría a la propuesta de Jack.
Finalmente, Alex salió del hospital y anduvo hacia el jardín trasero. Jack se encontraba sentado en el suelo. Se podían divisar las lágrimas recorriendo rápidamente los pómulos del muchacho, pero su mirada se había perdido entre la baldosas y sus manos se perdían en su cabello.
En el interior de Alex algo se agrietó salvajemente, cediendo un dolor incomparable a su estado de preocupación. Se acercó a Jack y se sentó a su lado, tomando una de sus manos para entrelazar sus dedos.
—Cariño... —susurró—. Tienes que tratarte el cáncer, ya hemos hablado esto más veces.
—No es exactamente por eso por lo que lloro, Alex.
Su tono cortante, roto y frío sorprendió terriblemente a Alex. Los ojos de Jack rodaron hacia su novio, permitiéndole observar el tono enrrojecido que su mirada había adoptado en ligeros instantes, y ladeo una falsa sonrisa.
Pero sus intentos de ocultar la tristeza de su corazón resultaron en vano, porque Alex posó un beso en su sien. Rodeo la cintura de Jack con sus piernas y posó las manos sobre sus hombros.
—Cuéntame.
Jack apartó sus ojos de Alex para evitar derramar lágrimas nuevamente; el castaño tomó su rostro y volvió a mirar fijamente sus globos oculares.
—Por favor.
—Un amigo del hospital... —su voz se quebró y un sollozó escapó de sus labios.
—¿Qué ha pasado?
El moreno enterró su rostro en el puente del cuello de su novio y derramó incontables lágrimas.
—No puedo decirlo —gritó con un tono desgrarrador—. ¡No puedo!
{...}
—¿Kellin Quinn?
El muchacho giró su cabeza hacia el propietario de aquella masculina y gruesa voz. Un hombre de una estatura envidiable anduvo hacia él, su expresión facial no aportaba positibidad y sus acciones estaban acompañadas de una falta notoria de vida.
—Soy el doctor Alonso —se presentó, pero Kellin no necesitaba conocer su identidad, solamente las noticias sobre Vic—. ¿Usted era la pareja sentimental de Victor Fuentes, verdad?
—Se podría decir que sí... —contestó confuso.
Aquello no era exactamente lo que esperaba escuchar por parte del doctor.
—¿Y conoce algún familiar cercano al señor Fuentes?
Kellin afirmó con la cabeza.
—Su hermano Michael vive con su pareja, Tony, en esta misma ciudad... —el rostro del doctor no cambió de expresión, tampoco pronunció otra palabra hasta que Kellin explotó—. ¿Qué ha pasado con Vic? ¿Está bien? ¿Ha sobrevivido? ¿Quiere contactar con su hermano para informarle sobre el estado de la recuperación de Vic, verdad? Porque eso es lo que más feliz me haría ahora, de verdad. He estado aquí esperando por horas y...
—Victor Fuentes murió a las seis menos cinco.
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*Arroja flores por todos lados* Hola :-)
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almas que se consumen ☹ jalex
Fanfiction"Hay almas a las que uno quiere asomarse, como a una ventana llena de sol." -Federico García Lorca. padaledger © Todos los derechos reservados.