003: «Got my heart in your hands»

628 54 6
                                    

Mientras Oliver preguntaba dónde se encontraba la habitación 206, Alex admiraba el paisaje desde la sala de espera más cercana. No sabía, pero aquel había sido el sitio donde Jack y Jordan se había conocido por la mañana de ese mismo día.

La noria giraba nuevamente, causando diversión en las personas que gozaban de las vistas aportadas. A su lado se encontraba una nueva atracción que ofrecía adrenalita, una altura superior a la de la noria y terror en los momentos inesperados. 

Alex conocía las causas que vivió varios años atras, cuando se decidió a probar unas jaulas que ascendían en círculos amplios. Sus piernas comenzaron a fallar la sujección de su cuerpo, su respiración se dificultó gravemente, hasta llegar a un punto en el que apretó los párpados y se dejó caer al suelo. Sentado en el suelo de la jaula, decidió cerrar los ojos. La sensación de velocidad, los gritos a sus lados...nada socorría demasiado a su terror. 

La voz de Oliver resonó por el pasillo, captando la atención de Alex. El reloj que colgaba de la pared mostraba las nueve de la noche, y los segundos no paraban a pesar de que la aguja que señalaba las horas lo hiciese por sesenta minutos.

—Tenemos que subir en aquel ascensor —señaló el moreno, su indicación se dirigí a un pasillo a la derecha.

Como respuesta, Alex sonrío levemente. Él conocía a la perfección el camino hacia el cuarto donde se hospitalizaba Jack, pero estaba atemorizado. La última vez que le visito, él se había profundizado tiempo atrás en un sueño envidiable que Alex necesitaba tener, al igual. Y seguía teniendo su cabello oscuro, esas leves ojeras bajo su mirada y su delgadez adornando sus extremidades al completo.

Pero algo había cambiado. Alex había cambiado.

Ambos se profundizaron a lo largo del ancho pasillo. Los enfermos salían de sus habitaciones sonrientes, conversando con sus compañeros de estancia o acompañados de visitas agradables. Todos parecían asimilar sus problemáticas vidas, y mostrar una curva ascendente en su voca, porque todos querían ser felices la poca existencia que aún poseían entre sus manos.

La puerta del ascensor se abrió, y las escasas personas que aguardaban junto a Oliver y Alex se adentraron en el elevador. La familia de Tara se despidió en el pasillo, antesde penetrar en la habitación donde se encontraba la niña mayor de las hermanas. En la 188.

Se respiraba un aire contagiado de preocupaciones, malestar, cansancio y molestia general. Era trágico convivir con individuos que sentían una tortura semejante a la tuya. Un leve suspiró mostraba los sentimientos más trágicos y deprimentes de media ciudad, pero ¿quién esperaba encontrarse con el juego de la vida entre unas simples paredes? Nadie quiere visitar el hospital por temor a los resultados.

Finalmente, Alex y Oliver se dirigieron hacia la habitación 206. El sudor se acumuló en las palmas de las manos de Alex. A pesar de la poca concentración que Oliver aportaba a la situación, se percató del sufrimiento que sobrellevaba encima su mejor amigo. Rodeo con sus brazos el cuerpo del muchacho, permitió que la cabeza del castaño se hundiese en la curva de su cuello y que su respiración agitada se tranquilizase.

—Puedes hacerlo —susurró contra su cabello Oliver, liberando de su agarre al castaño.

Ambos se introducieron con unos golpes anteriores en la puerta a la habitación. Unas voces guardaron silencio en el interior después de permitir el paso. El nerviosismo de Alex comenzó a evolucionar a una presión en su pecho. El curioso sentimiento de felicidad y agustia se apoderó de su cuerpo.

El primero en saludar fue Jordan, acompañado de su personalidad extrovertida y sus escasos problemas para socializar. Pero al contrario, Jack sintió una oleada de sentimientos mezclados entre sí, que formaban un extraño batido doloroso.

almas que se consumen ☹ jalexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora