007: «And my life is a nightmare»

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Capítulo dedicado a @vivoenunmundorosa aka mona :'3 

La terapia colectiva era la primera en el listado de razones por las que Kellin odiaba su rutina diaria. Asistía con un profesional dos veces a la semana a una sesión individual, dónde la mayoría de las veces lograba convencer al psicólogo para que le cediese el permiso de olvidarse del hospital una hora y hablar con las personas que añoraba por teléfono.

Últimamente era obligado a asistir a sesiones con otros enfermos, entre ellos, antiguos pacientes con trastornos alimenticios que volvieron al hospital por razones que plantearían en las terapias. Kellin no soportaba los comentarios que afirmaban que las personas anoréxicas eran débiles en comparación con aquellos que sufrían de bulimia.

Kellin sentía imparables deseos de golpear a variados enfermos, pero su agresión sería una falta grave en sus mejoras aparentes.

Los doctores pensaban que comenzaba a visualizarse como una persona exageradamente delgada, pero no era cierto. Kellin planteaba en su cabeza incontables veces la manera de descender la cifra de su peso corporal. Su reflejo mostraba una imagen distorsionaba que le desconcentraba; la gravedad y la preocupación hacia el asunto le impedía realizar una vida como cualquier otra.

Respiró hondo. Expresó en una mirada asesina hacia la sala y los pacientes sentados en las sillas todo el odio que acumulaba en su interior por aquellas sesiones. Sintió las miradas de varios adolescentes con trastornos alimenticios cercanos a él; sus ojos analizaban de forma enfermiza las extremidades adornadas con aquella delgadez, o las medias lunas bajo sus ojos.

Deseaba con desesperación que aquella hora finalizase con rapidez. Se sentó en una silla cercana y se cruzó de brazos. La psicóloga le sonrío levemente, intentando aparentar una falsa felicidad estableciendo contacto visual con él, pero Kellin la dedicó una señal de odio con su dedo corazón.

Transcurrieron varios minutos, la mujer apartó sus ojos de su libreta y observó unos momentos a todos los pacientes que habían asistido. La notoria ausencia de un enfermo instalado hacia escasas sesiones atrás produció que frunciera el ceño, y el interés de Kellin aumentara lentamente.

—¿Dónde se encuentra Víctor Fuentes? —señaló algo confusa.

Las personas presentes se miraron entre ellas, exceptuando a Kellin, que dirigió su atención hacia la única silla vacía a su derecha. Una estúpida decisión de entablar conversación con aquel tal Víctor Fuentes apareció repentinamente en sus pensamientos, pero al instante la apartó con ira. 

¿En qué estaba pensando? ¿En socializar con un enfermo rebelde y problemático? Quizás de aquella manera los doctores intensificarían su trabajo en él, todo sería más vigilado y estresante, pero valdría la pena por sentir felicidad, adrenalina, diversión en sus entrañas.

—¡Por aquí! 

Todos volvieron la mirada hacia el procedente del grito. 

Kellin abrió ambos ojos como platos al advertir la belleza del muchacho. Su cabello castaño, largo y ondulado, caía levemente a los lados de su rostro bronceado y de piel lisa. En su nariz descansaba un piercing circular de tonalidad plateada. Aunque su estatura no fuese demasiado grande, la delgadez de su cuerpo era envidiable.

Parecía que su presencia iluminaba con felicidad y esperanza aquella sala repleta de personas con los ánimos por los suelos; entre ellos, se situaba Kellin.

El chico se posicionó en la silla vacía al lado de Kellin, cuando sintió la mirada curiosa del moreno, le guiñó un ojo sonriente y volvió su atención hacia la terapeuta. Un sentimiento extraño comenzó a aumentar en tamaño en el interior de Kellin, después de unos instantes lo reconoció con enojo: eran insectos que se precipitaban contra la pared de su abdomen.

almas que se consumen ☹ jalexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora