015: «See the flames inside my eyes.»

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Para este capítulo, desde mi opinión personal, estaría bien que pondríais These Four Walls y Pretend It's Ok, de Little Mix.

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Un sonido conocido por todos resonó sin cesar en el hospital: El mítico grito desgarrador de la desesperanza. Aparentemente, las cuerdas vocales de aquella persona habían sido gastadas lenta y dolorosamente, sin un descanso para sentir bienestar en su garganta.

Kellin sintió a una enfermera empujarle y sujetarle contra la pared mientras, en una camilla, una bolsa grisácea ocultaba el cadáver de Vic. 

Suplicó en incontables exclamaciones la oportunidad de contemplar por última vez el cuerpo de su novio. El permiso fue denegado por las enfermeras, las cuales intentaban en vano calmar su descontrol emocional.

Pero, ¿cómo se consuela la muerte de un amor? ¿Cómo olvidar la pérdida de la felicidad? Kellin notaba como las grietas de su corazón aumentaban en tamaño y longitud, creando una apertura difícil de reconstruir.

Finalmente, cayó sobre sus rodillas y permitió a las lágrimas humedecer su rostro, librándose de las enfermeras. La soledad volvió a rodear su figura rápidamente- El pasillo se trasformó en un lugar silencioso. La luz que penetraba desde la ventana se apaga, dejando paso a la tímida noche.

Kellin conocía cómo eran las noches después del fallecimiento de una persona apreciada. Había sobrevivido a experiencias personales, como la pérdida de su padre, acompañada de la desolación nocturna de su madre. Había sido sometido a un aprendizaje indeseado sobre un tema desconocido desde muy pequeño.

Estaba atemorizado de sentir nuevamente la soledad. La insana obsesión sobre sus hombros. Desde que Vic había aparecido en su vida, su madre había admitido que Kellin podría superar los trastornos alimenticios con un poco más de esfuerzo. Pero ¿qué le quedaba ahora como inspiración? ¿La insoportable idea de comer nuevamente, el insomnio o los constantes recordatorios de su dieta inquebrantable?

Cuando el hospital se enfrenta a este tipo de situaciones, Kellin jura sin temores que su comportamiento es catastrófico. ¿Acaso no sienten empatía por el dolor, por la pérdida? Vic era una manera para mejorar, su sonrisa ocultaba los peores sacrificios,aquella mirada castaña hipnotizaba con facilidad, y su educación siempre gobernaba sus acciones.

Vic era especial. Era único. Ese tipo de persona que todos añorarían cuando se fueran y que, ahora, añoraran como si su vida dependiera del pasado.

Una voz aturdió la mente del muchacho, aparentemente situada tras él. El tono ronco, desorientado, repleto de un sufrimiento tan cercano que el moreno era capaz de sentir en su interior inundó aquella voz en unos ligeros y frágiles momentos.

—¿Qué ha pasado? —se limitó a cuestionar a Kellin, con la temible esperanza de conocer los hechos con exactitud del fallecimiento de su hermano mayor.

—¿Exactamente?

Kellin volvió levemente la cabeza hacia él, admirando con dificultades el peinado desordenado de Mike, o las notorias medias lunas violáceas bajo la oscuridad de su mirada. Las palabras bloquearon su camino en medio de la garganta del moreno, impidiendo su perfecta pronunciación.

¿Cómo anunciabas el suicidio de un familiar? ¿Cómo sentenciabas finalmente la soledad a una persona sin esperanzas por la vida diaria? ¿Y si aquello producía que Mike decidiese finalizar su relación sentimental con Tony? ¿Qué sucedería en los hechos posteriores a la ruptura? ¿Quién proseguiría con sus vidas enbusca de la felicidad, y quién caería finalmente en el profundo agujero de la depresión?

—No lo sé a la perfección, Mike. Lo siento. Yo... —tartamudeó. Sintió la impotencia poseyendo sus extremidades y calmando los temblores impredecibles de sus cuerdas vocales.

Mike soltó una sonrisa falsa en las comisuras de sus labios y cayó sobre sus rodillas, consiguiendo una posición semejante a la de Kellin. Se acercó al moreno lentamente. Se limitó a extender sus brazos antes de enrollarlos en el cuerpo de Kellin, y comenzar a sollozar desconsoladamente.

Ya nada tenía una razón sólida para proseguir aparentando un estado repleto de bienestar. No había una aproximación al paraíso, todas las posibilidades a la existencia de un cielo físico habían finalizado en la insólita opción de depresión.

Porque ya nada parecía ser real. 

Vic había muerto.

almas que se consumen ☹ jalexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora