-06-

1.1K 70 1
                                        

Título: Cuatro años atrás
Nº de palabras: 1050
Advertencia: Shot perteneciente al universo de mi fanfic "Mi hijo". No es necesario leer previamente para entender.

 No es necesario leer previamente para entender

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La mujer era innegablemente bonita y lo sabía. Su vestido violeta era una prueba de ello, pues su corte y diseño se encargaban de ensalzar perfectamente sus puntos fuertes. Le hacía un lindo escote que además permitía ver sus hombros y su cuello a la perfección gracias al recogido que llevaba. Él se permitió darle su sonrisa más encantadora y comenzar a hablar con ella, dejándola tocar sus brazos y hombros "de manera accidental". Como ya era habitual, Scorpius se había quedado esa noche bajo el cuidado de Nott y los elfos mientras él, por recomendación e insistencia de su único amigo, salía para pasar un buen rato. No es como si tuviera muchas oportunidades el resto del tiempo, su pequeño Scorpius le absorbía casi tanto como el trabajo, así que no tenía tiempo para perder en conversaciones insustanciales y circulares que sólo darían vueltas y vueltas sobre las mismas hasta que la desconocida le pidiera que la acompañara hasta su casa, donde pasaría un par de horas antes de regresar a la suya propia para dormir un par de horas y aprovechar el resto del tiempo con su pequeño de tres años. Y aquella noche parecía que terminaría rápido con esos juegos a juzgar por la inclinación de la mujer.

— Aléjate de mí ahora mismo si no quieres un hechizo punzante en tus pelotas- escuchó, lo que le descolocó un poco. La chica frente a él seguía sonriendo de esa manera tan tentadora, por lo que empezó a buscar por los alrededores sin querer perderse el momento.

Tardó unos instantes en reconocer a Granger, un par de sillas más allá, con un vaso en una mano y la varita en la otra. No parecía que el mago que estaba apoyado en la barra a su lado hubiera sido especialmente desvergonzado al tratar de acercarse a ella, pero sí que la había molestado lo suficiente como para hacerla enfadar. Afortunadamente, el desconocido hizo caso de su advertencia y dio media vuelta con una cara de terror. Draco se carcajeó ligeramente. Resultaba bastante divertido verlo desde fuera, es decir, no ser él quien estuviera en el otro extremo de la varita de la bruja, y afortunadamente eso era algo que ocurría con cada vez más frecuencia. Habían pasado del odio a la indiferencia durante su último año en Hogwarts, y ahora gracias a la intervención de Scorpius se podía decir que tenían una amistad. La leona volvió a girar su cuerpo, para quedar de nuevo en la barra y logró divisarlo mientras lo hacía. Le saludó, con el ceño aún fruncido, y él correspondió el gesto con una sonrisa ligera, antes de devolver su atención a la bruja de su lado, que no parecía dispuesta a perder la oportunidad de pasar una noche con él, por lo que siguió jugando su juego, intentando envolverlo. Mientras la bruja intentaba atraparlo y él se dejaba seducir, no pudo evitar captar las miradas que, de vez en cuando, la leona dirigía hacia el lugar. A veces enojadas, otras simplemente curiosas, pero Hermione no retiraba la mirada de su posición la mayor parte del tiempo.

— Disculpa preciosa, pero tengo que irme- habló él con una sonrisa ladeada antes de pagar y levantarse. Una parte de él le odiaba por hacerlo, pero su estúpida lealtad slytherin le obligaba a marcharse. Granger se había retirado y aunque su paso no era inestable, la había visto beber más de lo generalmente recomendable para una mujer de su complexión. La vio caminar a lo lejos.- ¡Granger!

— ¿Malfoy?

— El mismo- contestó al llegar a su lado, fingiendo una exagerada reverencia.

— ¿Qué haces aquí? Te he visto bastante ocupado ahí dentro- murmuró entre dientes la castaña.

— Y yo te he visto bastante borracha cuando salías aquí fuera. ¿Qué clase de amigo sería si te dejara volver a casa sola en estas condiciones?

— ¡No estoy borracha!

— Eso es exactamente lo que diría un borracho.

— ¡Maldición Malfoy! ¿Es que no me puedes dejar tranquila?

Draco descompuso entonces su sonrisa burlona lentamente. Algo le pasaba a esa bruja, y ese algo no era el alcohol. Algo había pasado, y era algo lo suficientemente grave como para no querer siquiera bromear un poco. Esa noche Hermione no tenía paciencia ni ánimo para cosas como esas. Volvió a componer su sonrisa en un suspiro.

— ¿O qué? ¿Me lanzarás un hechizo punzante en las pelotas?

— Oh Merlín- suspiró la muchacha sintiendo cómo sus mejillas se coloreaban.- ¿Me has escuchado?

— Todo el bar ha debido de hacerlo- rió él mientras se colocaba a su lado derecho y comenzaban a andar. El ambiente se sentía frío, húmedo y solitario. Una noche común en Londres.- ¿Ha pasado algo?

— Lo mismo de todos los años...- suspiró ella antes de ponerse a andar al lado del rubio. Comprendió entonces que no lograría sonsacarle nada más, de manera que continuó lanzándole puyas, que le eran devueltas casi al momento con la misma intensidad. De esa manera continuaron deambulando un rato, sin saber en qué momento se habían puesto a rememorar Hogwarts o a confesarse pequeños secretos que en realidad, no mucha gente sabía. Cansados de caminar, se sentaron en un banco de un parque muggle.- Hoy hace cuatro años que soy huérfana por elección propia.

— ¿Perdona?

— Hoy hace cuatro años que soy huérfana por elección propia.- Repitió Hermione sin atreverse a mirar al rubio.- Lancé a mis padres un obliviate para que no recordaran tener una hija. Henry y Jean Granger "murieron" una noche como esta hace cuatro años. Es... Complicado.

— Me parece simple- contradijo él.- ¿Potter y las comadrejas te dejan pasar este día sola?

— Sólo saben que les borre la memoria, los mandé a Australia y no pude devolvérsela.

— ¿Debería sentirme halagado o algo así?

— Deberías- contestó ella forzando una sonrisa. A Draco le pareció ver cómo retenía las lágrimas. Cómo no, pensó, Hermione Granger es demasiado orgullosa como para llorar delante de alguien.- Es la primera vez que paso esta noche acompañada.

Sin saber muy bien qué hacer, Draco llevó su mano derecha al hombro de la mujer, quien se sobresaltó con el contacto. Giró entonces su cara hacia el hombre y sonrió con tristeza, gestó que él devolvió de manera más rígida.

— Gracias.

— Para eso están los amigos Granger.

— Nunca te dejaré olvidar esto, lo sabes ¿verdad?

— Contaba con eso.

Colección DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora