Colección de momentos, escenas, diálogos y pensamientos dramione llena de te quieros, te extraño, y otras cursiladas por el estilo.
Actualizaciones lentas.
Algunos de los capítulos se encuentran relacionados con otras de mis novelas, publicadas o...
Título: Menos tú. N de palabras: 350 Advertencia: Ninguna
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Hoy me he levantado con ganas de verte sonreír. De poder ver esa endemoniada sonrisa en tu cara al probar la primera taza de café por la mañana. Ese asqueroso café mezcla en polvo que todavía tengo en los estantes.
Pero no estabas.
Estaba el café, y la taza. Estaban también esas pequeñas galletas de canela que te gustan, aunque sea lo más parecido a papel de lija para la lengua que pueda comercializarse. La cucharilla que te gusta también estaba. Y el azucarero, y junto a él, dos sobres de azúcar moreno.
Estaba tu ropa en el armario, ordenada según el largo y el tipo de prenda. A la izquierda, los pantalones, a la derecha, las americanas; y entre medias, las faldas y las camisas, a su vez, todo ordenado por colores, del más frío al más cálido, con el blanco y el negro al comienzo y al final. Tan jodidamente neurótica para el armario. Ahora es imposible para mí hacerlo de otra forma, y es que todavía creo que te voy a escuchar gritarme porque hay algo fuera de lugar.
Las fotografías de la boda de tu amigo siguen en la mesa del salón. Algunas de ellas están tumbadas, porque salgo horrible y no estás para volver a ponerlas de pies. Tus cuadernos también están ahí. Y escondido entre ellos, el tíquet de la corbata verde que decidiste regalarme por nuestro quinto aniversario.
En el baño, todo sigue igual. Tu cepillo de dientes granate y el hilo dental junto a mi cepillo y el enjuague bucal. Todos tus cepillos y horquillas. La mascarilla facial y el bote de crema corporal, ese que olía tan bien y que ahora da igual dónde lo capte, me recuerda a ti. El gel y el champú también estaban. Y los corazones que dibujaste en el espejo aquella vez también se veían con el vapor de la ducha. Nuestras iniciales todavía se distinguían, separadas por un símbolo más.
Todo igual en el baño, todo igual en el salón. Todo igual en la cocina y en nuestra habitación. Todo seguía ahí.