Colección de momentos, escenas, diálogos y pensamientos dramione llena de te quieros, te extraño, y otras cursiladas por el estilo.
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Algunos de los capítulos se encuentran relacionados con otras de mis novelas, publicadas o...
Título: Baile de máscaras Nº de palabras: 1484 Advertencia: Fictober 2
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Hermione repasó el vestido que descansaba sobre su cama una vez más, sin estar demasiado segura de qué sentir al respecto. La última vez que se había involucrado en algo así había sido en el torneo de los tres magos, y la experiencia había resultado ciertamente amarga dado cómo terminó la noche. Eso por no decir lo en contra que estaba de esa ridícula oda al exceso y el derroche que el Ministerio había organizado con unos fondos que bien podrían haber servido para cualquier otra cosa que realmente fuera útil. A pesar de eso, ella había comprado un vestido, algo fuera de su estilo para que pudiera combinar con la peculiar máscara que el ministerio le había enviado, e incluso había comenzado a maquillarse, antes de pararse a pensar en lo que estaba haciendo. Pero la verdad era que había cierto encanto en dejar todas sus preocupaciones de lado y simplemente dejarse llevar por un baile como los que acostumbraba a leer en sus libros.
Finalmente decidió ponerse el vestido. Era negro y de tela satinada, con hermosos encajes en las mangas y la zona del escote y tan largo que formaba una pequeña cola en el suelo que no era lo suficientemente larga como para ser incómoda. Una abertura en la pierna izquierda facilitaba el movimiento y le daba un aire sexy que ni siquiera ella sabía que tenía. Recogió con recato su pelo en un moño bajo que dejaba un par de rizos bien definidos sueltos y se contempló en el espejo, sin terminar de reconocer a la mujer que tenía delante. Aquello definitivamente no iba con ella, pero decidió darle un voto de confianza a su buen gusto y colocar su máscara. Aquel simple gesto pareció darle sentido a todo.
Su máscara era negra, de encaje, y cubría desde sus pómulos hasta algo más arriba de sus cejas, Tenía una curiosa forma de pavo real, cuyas "plumas" de la cola (o la representación de encaje de las mismas) enmarcaban su mejilla derecha. A veces se movía, haciendo presente su magia, pero nada sería más increíble que la transformación sobre el conjunto que esa pequeña pieza acababa de hacer. Incluso las sutiles plumas de la cola del vestido tenían sentido sobre ella ahora.
Con la seguridad de que nadie la reconocería esa noche más allá de sus amigos, puesto que estos sabían qué vestido llevaba, se decidió a tomar directamente la red flú, aún repitiéndose que aquel derroche de exceso que tanto repudiaba una parte de ella, iba a ser tan divertida como el resto de su ser la había convencido.
(...)
Draco, por su parte, llevaba ahí más tiempo del que quisiera admitir, sintiendo cómo sus esperanzas se reducían cada vez más y más. Si conocía a Granger como creía que la conocía, terminaría cediendo a asistir al baile, aunque sólo fuera por comprobar las diferencias y similitudes entre un baile de máscaras muggle y uno mágico. Pero comenzaba a tener dudas. Se limitó a agradecer que la máscara que él usaba tan sólo dejara libre la mitad inferior izquierda de su rostro, para así no demostrar su inquietud delante de sus amigos, quienes se habrían burlado eternamente de él por ese hecho.
