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Título: Piel.
Nº de palabras: 1336
Advertencia: Ninguna.

"Mamá, ¿qué es eso que llevas en el brazo?"

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"Mamá, ¿qué es eso que llevas en el brazo?"

Inocentemente, Scorpius le había preguntado aquella tarde a su madre por aquella cicatriz que con tanto empeño había logrado olvidar. No era la única que tenía en su cuerpo, ni mucho menos, pero sí era la más resaltable. Había negado con su cabeza, para después indicarle que se fuera a jugar con su hermana mientras ella terminaba de ordenar el desastre que habían organizado entre los tres para regalarle a Draco por el día del padre. Él trabajaba hasta tarde aquel día, así que al fin habían podido pintar la taza hecha de arcilla que entre ambos niños habían modelado junto a un par de dibujos. También habían decidido pintar sus manos para estamparlas en un pequeño lienzo del que Antares se había encaprichado semanas atrás y al que al fin habían encontrado una utilidad. Draco llegó algo más tarde, observando el lienzo que tenía tres huellas con los nombres de los propietarios bajo la misma, y no dudó en untar su palma en pintura verde oscura (que sospechaba que su mujer había dejado ahí a propósito) para estamparla, y después de lavarla, escribir su nombre bajo la misma. Besó a Hermione en la coronilla sintiendo cómo esta se tensaba y relajaba al notar que era él, y le indicó que los niños estaban en su habitación, armándolo todo para el rato de juego papá-hijos que les había prometido semanas atrás y en el que, al parecer, mamá no podía participar.

Hermione sonrió escuchando los gritos, las carcajadas y las expresiones que se oían desde la habitación de los dos pequeños y no se acercó hasta que empezaron a tranquilizarse, igual que Draco hacía en los "ratos de juegos mamá-hijos" que duraban de esa manera un rato y a los que enseguida se sumaba el otro progenitor, una vez que los otros hubieran recuperado fuerzas. Se quedó apoyada en el marco de la puerta, mientras que un agotado Draco se tumbaba en el suelo con sus dos pequeños recostados uno a cada lado, manteniendo una extraña conversación basada en un montón de preguntas aleatorias. ¿Por qué el cielo es azul? ¿A qué sabe una nube? ¿Por qué las orejas de los elfos son puntiagudas? ¿Por qué vuelan las escobas? ¿Y los aviones funcionan igual? Draco contestaba lo mejor que podía mientras Hermione ahogaba una carcajada, estuvo a punto de acudir al rescate de su esposo cuando Antares preguntó.

"Papá, ¿por qué casi nunca enseñas el brazo?"

Los ojos de Draco se ensombrecieron y ella rápidamente llamó la atención de los niños, argumentando que ella también quería que la abrazaran. Draco le agradeció con la mirada mientras ella les proponía a los niños que hicieran la cena con ella. Cocinaron, rieron e hicieron más preguntas inocentes que ambos padres contestaban con infinito cariño, después de la comida los niños se fueron, primero al baño a lavar sus dientes, después a su habitación a ponerse el pijama y por último al salón para ver sus dibujos animados en la televisión mientras su padre fregaba de manera muggle los cacharros y Hermione los secaba y colocaba en sus lugares. Ambos con las mangas arriba, para no mojar la ropa, compartieron una conversación sobre su día y cuando ella le contó acerca de la pregunta de Scorpius ambos se miraron significativamente Tal vez el momento de contarles algunas cosas empezaba a llegar, y así lo acordaron, justo antes de enviarles a dormir. Draco se tumbó en la cama de Scorpius después de haberle arropado bien, pasando un brazo por detrás del cuello del pequeño mientras que del otro lado del colchón, Hermione se acomodaba con Antares refugiada entre sus brazos.

— ¿Qué pasa papá?- Preguntó el pequeño rubio, tratando de aflojar las sábanas que le envolvían con fuerza.

— ¿Hemos hecho algo malo?- Preguntó su hermana, algo asustada. Una sonrisa cargada de dulzura recorrió los labios de Hermione, quien negó tras darle un beso en la sien.

— Tenemos que contaros algo porque creemos que ya sois mayores para poder entenderlo- "Al menos, lo poco que os vamos a contar" pensó Draco en un suspiro. No quería mentirles a sus hijos, pero aún eran demasiado pequeños como para saber muchas cosas. Les daría respuestas muy endulzadas a lo que ese día les habían planteado para que así, poco a poco y sin saberlo, se fueran preparando.- ¿Queréis saber lo que tenemos mamá y yo en el brazo, verdad?

— En la vida siempre están pasando un montón de cosas- comenzó Hermione mientras acariciaba el pelo rubio de su hija, en vistas de que ambos querían saber y Draco no sabía cómo comenzar.- Normalmente esas cosas pasan y no tienen mayor importancia, pero a veces son cosas muy buenas, como vosotros dos, y otras son muy malas. Y hay veces, que dejan marcas.

— ¿Por qué dejan marcas?- preguntó Scorpius en un momento.

— Porque son muy importantes. A veces esas marcas se ven en la piel porque es la herramienta de nuestro cuerpo para proteger las cosas importantes- contestó Draco mirando a su hijo. Se parecía tanto a él mismo a su edad y tan poco al mismo tiempo... Le gustaba pensar que esa curiosidad y felicidad eran las que habitaban el cuerpo de Hermione cuando era niña.

— ¿Entonces esas marcas en vuestro brazo son por cosas importantes?- Ambos adultos afirmaron y entonces la confusión cruzó el rostro de ambos niños.- ¿Entonces por qué lo tapais? Si es algo importante tendríais que verlo para acordaros...

— Eso eso, ¿y por qué son diferentes?- Preguntó Antares, revolviéndose para ver la cara de su madre.- La de papá es más grande que la tuya y parece un dibujo.

— Son diferentes porque las causaron cosas diferentes mi amor. Y las tapamos porque aunque son cosas importantes, nos recuerdan cosas muy feas.

— ¿Cómo de feas?

— Tan feas como tu padre- bromeó Hermione, logrando que ambos niños se rieran mientras Draco trataba de defenderse.

— ¿Y a nosotros también nos saldrán marcas como esas por cosas importantes?

— ¿Como la de mamá y la mía?- Preguntó Draco, a lo que ambos niños asintieron. Una horrible sensación recorrió de arriba a abajo a los progenitores de sólo imaginarse el escenario.- No, vosotros nunca tendréis cosas como estas en el brazo- su voz fue tan seria que los niños no dudaron ni un sólo segundo en que lo que decía su papá era verdad.

— Esas son por cosas feas, ¿las cosas buenas también dejan marcas?

— Claro que sí- contestó de nuevo él a su hija, mientras su madre la peinaba un poco, deshaciendo los nudos en su cabello con los dedos.- Mira, tu mamá tiene en la cintura una pequeña marca de cuando estuvo embarazada de vosotros dos. Y vuestra abuela Jean tenía arrugas en la comisura de los labios de tanto sonreír.

— ¡Draco!- reclamó Hermione sonrojada, llamando la atención de los pequeños.- A nadie le interesa lo que tengo o dejo de tener.

— Y si es por cosas bonitas, ¿por qué mamá no lo enseña?

— Verás Scorp, mamá dice que la hacen parecer más fea y más mayor, por eso ahora si vamos a la playa siempre usa un bañador que la tape del todo.

— ¡Draco Lucius Malfoy te la estás jugando!

— ¡Pero eso no puede ser verdad!- Exclamó entonces Antares cruzándose de brazos.- Mamá es muy bonita, no importa qué marcas tenga o por qué, no podrían hacerla fea.

— Qué hijos más bonitos tengo- exclamó Hermione satisfecha con las palabras de su pequeña mientras la tomaba en brazos y acostaba en su cama.- Y ahora a dormir, que mañana tenéis que tener mucha energía para hacer cosas.

— Pero mamá... Yo quiero ver esa marca...

— Nada de peros, venga, a dormir que ya es tarde

— Como empieza a hacer calor, ¿qué os parece si nos vamos los cuatro a la playa un día? Así podréis ver la marca de mamá- ofreció Draco, haciendo que ambos niños comenzaran a saltar emocionados.- Ah, pero para eso es tenéis que portar muy bien y dormiros de una vez, ¿vale?

— ¡Sí!

Colección DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora