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Título: Revelación.
Nº de palabras: 1648
Advertencia: Ninguna

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— Estás muy guapa hoy, Hermione.

Draco apretó la manzana en su mano, haciendo un auténtico esfuerzo para no saltarle los dientes a aquel idiota que miraba a su novia como si fuera a comérsela en cualquier momento. Vió cómo Hermione levantaba los ojos hasta encontrarse con los suyos por un muy breve segundo antes de girarse hacia el gryffindor con una sonrisa.

— Gracias, Seamus.

Draco retuvo un gruñido sin mucho éxito, lo que hizo que sus amigos se giraran y siguieran con los ojos su mirada, hasta encontrarse con la situación. Pansy retuvo su sonrisa al notarlo, mientras que Theo y Blaise le golpeaban, en un intento de que cambiase su expresión antes de que se delatase sólo. Pudo alcanzar a ver también la sonrisa divertida de cara rajada y las dos comadrejas menores al percatarse, lo que sólo le enfureció más.

— Tienes lo que mereces, Malfoy- comentó Pansy distraídamente, fingiendo comer.- Además, es cierto, hoy luce bien.

— Hazme un favor y deja de recordármelo, Pansy- gruñó de vuelta Draco.- Además, ella siempre luce bien.

— Aún así, lo tienes merecido.

Ahogó un nuevo gruñido, sabiendo que su amiga tenía razón. La tarde anterior habían tenido una gran pelea. Por un instante, Draco estuvo seguro de que sería la última pelea que tuvieran como pareja, pues ella estaba tan furiosa que la idea de que fuera a dejarlo, no le pareció del todo improbable. Comenzaba a estar harta de esa "relación secreta" (pues a excepción de sus amigos más cercanos, nadie más sabía de su existencia) y del cómo, pensando que estaba soltero, algunas alumnas se acercaban a él, y cómo no hacía nada para alejarlas. Simplemente les seguía el juego con una sonrisa, de la misma manera que ella estaba haciendo en ese momento cumpliendo su amenaza de darle a probar de su propia pócima.

Comprendía perfectamente los celos de ella. Maldición, a él le consumían por dentro cada vez que idiotas como Finnegan o McLaggen se acercaban a ella con ese tipo de intenciones que ni tan siquiera él se había permitido expresar delante de su novia. ¿Pero qué iba a hacer si no? ¿Revelar su relación? Ya podía imaginarse los titulares del día siguiente "Heroína Corrupta, ¿es realmente Hermione Granger un ejemplo para las jóvenes brujas?" No podía hacerle eso.

— Vámonos- dijo entonces Theodore, interrumpiendo sus pensamientos que, a decir verdad, se habían vuelto un tanto deprimentes.- No quiero llegar tarde a encantamientos.

— Con lo divertido que se estaba volviendo esto...- farfulló Zabini con una sonrisa torcida, aún observando cómo el león trataba de impresionar a Granger.

Las cosas realmente habían cambiado mucho, se permitió pensar Draco mientras caminaba por los pasillos junto a sus amigos en dirección al aula. De alguna manera que aún no terminaba de comprender, había logrado comenzar un noviazgo con la bruja más inteligente de su generación, de quien había estado obsesionado por años (aunque lo negara incluso para él mismo), un noviazgo que, de hecho, había confirmado lo que pensaba para sus adentros. Que Hermione era la persona más maravillosa que existía en todo el mundo mágico, y también, que lo único que la había separado de pertenecer a la casa Slytherin era su estatus de sangre y su nula capacidad de autoconservación. De alguna manera aún más inexplicable, él había terminado relacionándose con los amigos de la castaña, aunque no tuviera la mejor relación del mundo mientras que ella se había metido debajo de la piel de sus amigos, llegando un punto en que Blaise y Pansy saltaban ante la más mínima provocación si entablaba alguna clase de connotación negativa sobre ella.

Colección DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora