ALMA (22)

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N

o me puedo creer que esté en el coche con mi guardaespaldas. ¿Estoy sustituyendo a Liam? Antes él era quien me llevaba a los sitios, pero veo que ha cambiado las cosas.

-¿Tú sabes porqué estás aquí?

-¿Cómo?

-¿Por qué eres guardaespaldas?

-No.

¿Seguro que esa es la respuesta?

-Mientes. Eres otro de los involucrados de Leticia, ¿verdad?

-¿Involucrados? No sé de qué me hablas -hace una pausa-. ¿A dónde vamos?

-A la heladería -su mano está en mi pierna y mi piel tiembla al notar su tacto. Se la retiro de inmediato y me lanza una mirada de incomodidad-. ¿Qué haces? -digo indignada.

-Tranquila. Solo...

-No vuelvas a poner la mano de ahí -ordeno. Él me hace caso y me pongo más arrimada a la puerta del vehículo.

Llegamos a la heladería. Solo he quedado con él para saber qué es lo que pretenden hacer conmigo. Ni en broma saldría yo con... con mi guardaespaldas. Ni loca.

Nos sentamos en la primera mesa libre que hemos visto. El camarero llega de inmediato. Un camarero nuevo. Nunca lo había visto antes por aquí.

-¡Buenas tardes! ¿Qué es lo que queréis pedir? -dice sonriente.

-Un helado de vainilla -dice John sin apenas preguntarme.

-¿Algo más? -pregunta.

-Sí. También uno de chocolate -le lanzo otra de odio a mi guardaespaldas. Se me queda mirando y vuelvo a dirigir mi mirada hacia el camarero.

-Perfecto, gracias -se retira de nosotros.

-¿Qué es lo que me dijiste antes? -me pregunta John haciéndose el incrédulo.

-No sé de qué me hablas -ironizo.

-Claro que sabes de lo que hablo -me repite.

-Yo no sé de lo que hablas tú -me quedo sin ideas de qué decir, sin repetir el tema. No quiero dar demasiadas sospechas.

Llega el nuevo camarero con los helados.

-Aquí tenéis los helados. Gracias -miro su tarjeta para poder ver su nombre.

-A ti Lester -me vuelve a mirar sonriente. Me levanto de la silla -. Mi guardaespaldas lo paga todo.

-¡Alma, no! -Lester se me queda mirando a los ojos como si estuviera en medio de un robo y ve al ladrón salir libremente -. ¡Sé supone que debo protegerte! -me dice.

-¡Tú mismo lo has dicho! Se supone.

Salgo corriendo sin parar y me centro en una sola cosa. Correr. No me fio de ese desconocido que ha entrado hace menos de una hora a mi vida. ¿Protegerme? ¿De que? ¿De él mismo? Es ilógico. ¿Por qué Liam insistió en un guardaespaldas? ¿Qué peligro corremos?

Me quedo parada en una calle por la cual no he pasado nunca. Mucha gente está bebiendo, fumando. Decido irme, pero alguien sale de ahí. Pero el chico ese...

-¡Ethan! ¿Qué haces aquí? -pregunto horrorizada al ver sangre en su cara. ¿Le han pegado?

No, yo respondo.

-¡Ethan! -veo como él mismo se cae al suelo. ¿Se ha desmayado? ¿Mareado? No es de extrañar viendo esos moretones. Sin pensarlo más tiempo llamo a la ambulancia.

-Están de camino -hablo conmigo misma-. Ethan, ¿me oyes? -insisto, pero no me dice nada.

¿Por qué todos mis amigos tienen que acabar en el hospital como yo? ¿Tan gafe soja?

Llega la ambulancia.

-¿Quieres acompañarle? me pregunta con amabilidad.

-Sí, claro.

Estoy sola. En un hospital sin decirle nada a Samara que su novio ha tenido una pelea y está inconsciente.

-¿Qué es lo que le ha pasado? -pregunto cuando veo al enfermero salir de la habitación.

-Ven conmigo. Te lo explicaré -hago lo que me dice. Me dirijo a una de las habitaciones donde están todos los expedientes de cada persona.

-¿S-Sé pondrá bien? -me sale la voz aguda.

-Sí. Los golpes han sido fuertes, pero mejorará. Solo necesita días de reposo.

¿Cómo voy a intentar cubrir a Ethan sin decirle nada a Samara para no preocuparla?

Se lo tendré que decir. No tengo más opción.

Hago una recapitulación y la imagen de mi padre está en mis ojos. A él nunca le han gustado las personas con las que me junto, pero no creo que tenga tanta maldad para hacer eso, ¿no?

-Gracias. Me llegaré pronto de nuevo.

Salgo del hospital, Ethan no se merece que le traten así. Me dirijo hacia la casa de Liam, pero alguien me adelanta y se para frente a mí.

Mi padre.

No le vuelvo a ver desde que me dejó abandonada en el cementerio.

-Hola, cariño.

El corazón se me detiene por su voz. ¿Huyo? ¿Le planto cara? ¿O vuelvo a cometer el error? 

Prometo OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora