ALMA (40)

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Estamos en el coche de mi padre. Hace tiempo que ya no llamaba a alguien así y con la tranquilidad de saber que todo está bien. Más o menos. Aprovecho este momento familiar que hace tiempo no tenía para preguntar los detalles que me faltan por saber.

-¿Por qué me mentisteis durante todo el tiempo? -pregunto mientras toco mi móvil nerviosa.

-Es una larga historia, pero ha llegado el momento que la sepas -me pongo nerviosa-. Cuando me quedé embarazada de tu hermana a los dieciocho años mi padre, tu abuelo me echó de casa y me fui a vivir con Lester en un piso. Yo no trabajaba y él estaba aún estudiando medicina. Meses después nació Daphne. Tu abuela quería que volviera a casa, pero mi padre tuvo clara la decisión de que si yo volvía él se iría de allí. Lo acabó haciendo y se fue a Londres solo. Hace años que no veo a mi padre por eso nunca llegaste a conocerlo. Un día cuando Daphne tenía seis años, me fugué del piso donde vivía con Lester. Me fui a Londres para reencontrarme con mi padre y solucionar las cosas. Le quité el poco dinero que había ganado y que él había ahorrado con mucho trabajo -Lester la miraba y veo como puso su mano encima de la de mi madre-. Pagué mi billete con ese dinero y él sin saberlo desaparecí de su vida. Llegué a Londres y encontré a Isaac quién me ayudó en realidad…

-Espera, espera. El hombre que me ha querido matar ¿ayudándote? 

-Me estuvo ayudando para convencerme a vivir con él.

-Mamá dime que no…

-Me fui a vivir con un desconocido. Pasaron los meses y me siguieron tomando por desaparecida junto con Daphne. Más tarde volví a caer embarazada, pero esta vez de ti. Isaac siempre pensó que esa hija era suya hasta que un día se hizo una prueba sanguínea y me obligó a hacerme otra. Cuando naciste buscó los papeles que cuadran con tu lazo sanguíneo y descubrió que tú no eras hija suya. Me amenazó con muchísimas cosas, pero nunca pensé que hacerte la vida imposible fuese una de ellas. Unos vecinos que estaban en el piso de abajo en dónde yo me situaba me ayudaron a escapar junto a Daphne de sus manos mientras él estaba fuera. No sirvió de nada. Ser madre estando sola por encontrar a un padre que te abandonó por no hacerse responsable de una nieta, escapando de un desconocido que no ha llegado a conocer y enterarse de que está embarazada de nuevo sinceramente no fue fácil. Me encontró. Yo lo único que quería era escapar de ahí, pero no me dejaba. Me dijo que nos iríamos a Los Ángeles, pero que viviría con él. Cuando llegamos ya todo me tomaron por la chica de dieciocho años que desapareció y un joven la encontró. Mi madre ya me había confirmado de que Lester estaba en mi encuentro, pero nunca se llegó a enterar que aparte de Daphne también tuvo otra hija. Mi madre se daba cuenta de la manipulación que tenía a manos de Isaac, pero no es cuestión buscar más problemas. No podía hacer nada para librarme de él. Hasta que te tuve a ti. Pasaron los años y él se dio cuenta de quién era el verdadero padre de mis hijas. Le conocía. Yo no podía hacer nada hasta que te tuvo a ti como prioridad cuando ya terminó con Daphne. Rompió conmigo para estar con Leticia tal y como desvelaste. Estar saliendo con un abogada de excusa para romper el divorcio fue lo lógico. Pensó que yo no me daría cuenta, pero se equivocó. Salir con la madre del novio de su “hija” era su objetivo desde el principio, para hacer lo mismo que hizo con Daphne. Volví a encontrarme con Lester ese día en la cárcel y el corazón me palpitó. Sentí que fue una llamada del destino. Estuve hablando con Lester desde ese reencuentro. Le bloqueé del whatsapp, pero más tarde se puso en contacto contigo aunque ya te conocía.

-¿Eras el número privado? ¿El que me mandó el audio de Daphne? -pregunto impactada.

-Exactamente.

-Mama, ¿porque lo borraste?

-Isaac tiene controlado tu móvil. Para saber dónde estás en cualquier momento.

Prometo OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora