LIAM (4)

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¿Alma?

No lo entiendo.

-No creo que ella me quiera Abril.

-¿Entonces por qué me está jodiendo la vida?

Pienso, pero no respondo.

-Liam está claro. No conoces a Alma como yo la conozco, puede llegar a ser tan buena como un ángel o tan mala como un demonio. Desde el año pasado que ocurrió el accidente, su vida ha cambiado bastante –ella mira al suelo lamentando algo de lo que carezco.

-¿Qué accidente? ¿Qué fue lo que pasó? –veo culpabilidad en los ojos de Abril, pero ¿culpabilidad en qué sentido?

-Su hermana tuvo un accidente. Alma estaba con ella. Su hermana murió, pero ella logró sobrevivir –me siento mal al escuchar esas palabras.

-No, no puede ser. La he fastidiado –me culpabilizo.

-Mañana hace un año de lo ocurrido y...

-Tengo que irme, lo siento –digo saliendo de la puerta de ese servicio.

Todos los presentes de la heladería me miran expectante.  Lo único que me importa en estos momentos es disculparme.

Le pregunto a Kilian por mensaje dónde vive Alma para pedirle el perdón que se merece. No me responde. Me da igual haber dejado a Abril tirada, tampoco sé si sus palabras son ciertas, pero no tengo tiempo de empezar a darle vueltas al tema y a lamentarlo.

Alma, Alma, Alma...

Su nombre no deja de pasar por mi cabeza, pero soy consciente de lo que siento. Ese vacío también lo he vivido yo. Inesperado, pero no como ella que estaba presente.

Al final opto por no ir a su casa. No tengo ni idea de la ubicación y no recibo los mensajes que quiero devuelta. Cojo de nuevo la moto y empiezo a conducir hasta llegar a mi casa.

Hoy he tenido un día de mierda:

-Le he hecho sufrir a Alma, por algo que no sé (aunque lo hice con buena intención).

-Le he roto la pantalla de su móvil.

-Me he peleado con mi madre, y de nuevo está ocultando cosas.

-Abril me miente.

-Estoy intentando solucionar lo de Alma y todos me ignoran.

Creo que ya he tenido suficiente por hoy. Llego a mi casa. La reja no se abre como normalmente. Empiezo a asustarme. Menos mal que siempre llevo las llaves por si hay algún caso de emergencia. Abro la reja de inmediato, no quiero hacer mucho ruido, pero es imposible que haya alguien adentro.

Entro por la puerta principal. Cuando me dirijo hacia adentro veo que la casa esta totalmente oscura. Es grande, pero la oscuridad sobresalta. Enciendo el interruptor de la luz que está arriba de la mesa de entrada al lado de una lámpara. Una carta llama mi atención. No quiero abrirla, pero la curiosidad me mata. Esa carta tiene algo que ver con mi familia. ¿Y si la abro y descubro la verdad sobre lo que mi madre me oculta? Intento detenerme por más que me cueste, pero es incontrolable ocultar cierta intriga y misterio.

Miro hacia a quién esta escrita. Y correctamente esa carta es para mi madre. Empiezo a leerla y tiemblo bastante por las amenazas.

Para Leticia Henderson.

Lo dices tú o tu vida correrá peligro.

Solo te estoy advirtiendo, cariño.

Me encojo de hombros. ¿Cariño? ¿Tu vida correrá peligro? ¿Quién será ese idiota que está amenazando a mi madre? Está claro que un cliente no es ni de lejos.

Empiezo a leer.

Leticia, espero que estés bien. Sé que hace tiempo que no nos vemos en persona, pero no puedo dejar de pensar en cómo estarás, y de lo grande que estará Liam. Os echo de menos, más de lo que podáis llegar a imaginar. No quiero que esta familia se distancie más de lo que está. Cometí un error y lo siento, pero me duele saber que aún no me has perdonado. No sé si Liam está al tanto de esto, pero ya nos conocemos y sé que todo lo que tiene mi nombre intentas ocultarlo. No confíes en tus alrededores, podrían traicionarte...como yo.

De Carlos.

No me lo puedo creer.

Mi padre.

Está en contacto con mi madre a través de la cárcel. 

Prometo OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora