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—Oye Liz… —murmuró Shun, quien estuvo pensando en algo durante bastante tiempo— 

—¿Mnh? 

—¿De casualidad no tendrás algún familiar que se parezca demasiado a ti?

—Lo dudó. ¿Por qué la pregunta?

—Es que ese chico que nos atacó, se parecía demasiado a ti.

—Shun. —le llamó—

—¿Ajá? 

—¿Que has estado fumando?

La castaña se quedó muda, dio un vistazo a la pelirroja quien se encontraba sentada y con los ojos cerrados. Levantó una ceja y vio como ella se encogía de hombros.

—Perdón. 

—Ella no se ha equivocado, el joven del que ustedes hablan se parecía demasiado a usted, Elizabeth-san.

—Quizás solo sea una coincidencia.

El silenció volvió a reinar el lugar, la pelirroja estaba confundida, por el simple hecho de que todo estuviera en calma, parecía que nadie había irrumpido en el lugar, de hecho parecía que el jefe se hubiera ido solo.

—Elizabeth-san puedes dejar de buscar.

—Se fue solo, ¿cierto? —preguntó dirigiéndole la mirada a la mujer— No encuentro nada raro.

—Así es, se fue solo.

—Entonces ¿Ya puedo tomar un descanso? —preguntó la castaña mientras se estiraba— Liz ven a hidratarte. 

La castaña salió sin siquiera despedirse, mientras que la pelirroja se levantó e hizo una reverencia para posteriormente seguir a su compañera, la piernas le temblaban ligeramente pero aún así debía de seguir caminando. La menor se encontraba sentada en una mesa mirando por la ventana, esperando a que llegará el pelinaranja. Mientras que la mayor estaba recostada queriendo irse, algo que caracterizaba a la Port Mafia era el hecho de que actuarán en la noche, aunque esto no era dificultoso para ninguna de las dos habían ya estaban cansadas de todo el problema.

—Voy a tomar aire. —soltó la castaña, levantándose del lugar para luego dirigirse hacía afuera—

La verdad es que iba a buscar algún edificio alto para poder relajarse de todo el estrés del día. Liz se había quedado en silenció, su vista continuaba en la ventana queriendo ver a Chuuya entrar por la puerta, sin embargo no podía divisar-lo. Dejó de recargar la energía en sus ojos y dio un corto suspiro mientras apoyaba la mano en su cuello, la herida que le había hecho Xioming se había abierto y un poco de sangre logró salir. 

Antes de que pudiera levantarse una persona apareció frente a ella, fue un pelirrojo quien le tendió unas vendas.

—Veo que las necesitas.

—Muchas gracias —agradeció mientras tomaba las vendas— 

No tenía idea de cómo se usaban así que intentó pasarlas por su cuello sin algún éxito. Fue allí que el contrario empezó a ayudarla, ella estaba algo confundida ya que el aura del joven era bastante oscura, tanto que le llegaba a dar algo de escalofríos. Pero el verlo ayudarla de esa manera la hizo sentir un poco más relajada. 

—Muchas gracias nuevamente. —le dio una sonrisa mientras él la examinaba—

—Oye… —murmuró pero antes de que siguiera hablando alguien interrumpió—

—Rield-sama, ¿Necesita algo? —preguntó un hombre quien se vestía igual que todos los demás—

—Por favor no me llame por mi apellido, y no, no necesito nada. Aún así muchas gracias. 

Libertad / BSD / En renovación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora