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-Dije que no quería hablar contigo.

-Es una lástima porque yo quiero hacerlo. -replicó la pelirroja apoyándose en una pared y cruzando los brazos- Perdón por arrastrarte.

-Siempre fuiste impulsiva.

-Eso fue hace mucho.

-¿No sigues siéndolo?

Sora se encontraba sentado en una de las escaleras, Liz de detrás de él, mirando el techo. Ambos estaban con la nariz arrugada. Un piso más arriba están Shun y Dazai escuchando la conversación.

-Nunca la vi actuar tan impulsiva. -murmuró Shun hacia Dazai-

-Pareces otra persona. -afirmó Sora dirigiéndole la mirada- No pareces mi hermana.

-Lo lamento.

-¿Por qué te disculpas?

-Es lo que debería de hacer por dejarte solo.

-No te acordabas de mí, y tampoco de lo que nos hicieron así que lo entiendo.

-Recuerdo algunas cosas, como cuando nos vendían o la canción que nos cantaba ma... que nos cantaba.

-¿No eres capaz de llamarla madre? ¿Acaso consideras a otra persona tu madre?

-Siempre pensé que no tenía una, porque no me puso un nombre...

-Pero si lo tienes.

-Lo recordé el día de ayer, no me presiones demasiado -murmuró dejándose caer por la muralla- ¿Estás enojado conmigo?

-Mhn.

-Ya veo, lo lamento.

-Sigues disculpándote.

-Lo lamento.

-No quiero seguir recordando los eventos traumáticos que tuve al lado de una hermana que ni siquiera me recuerda. Así que solo haré una pregunta la cual decidirá todo.

-Puedes hacerla.

-¿Cuál es tu apellido?

Hubo unos segundo de silencio, el joven le dirigió la mirada y luego se levantó.

-Volveré a la habitación.

-Mi apellido, desde que nací y hasta que muera seguirá siendo el mismo.

-¿Cuál? -preguntó esperanzado mirándole el rostro-

-Tanaka.

-Mhn.

-Esa... ¿Esa era la respuesta que esperabas? -preguntó nerviosa-

-Sí, enana.

-Tu también te quedaste pequeño.

-Soy más alto que tú.

-Sigues siendo mi hermano menor.

-Llámame de esa manera nuevamente.

-Hermano menor. -murmuró con una sonrisa en su rostro-

-Dejemos de espiar. -le susurró Dazai a la contraria, quien estaba muy metida en la conversación-

-Sólo un poco más.

-No, ya es suficiente -dijo para luego sacarla de allí-

El rostro del menor se empezó a poner de un rostro rojizo al igual que su cabello, miro hacia adelante y sonrió levemente mientras abrazaba sus piernas. Luego su mirada se endureció y habló tranquilamente.

-¿Podemos seguir siendo hermanos, verdad? -era una sencilla pregunta que iba cargada de emociones-

-Por supuesto.

Libertad / BSD / En renovación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora