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—¿Dónde mierda crees que vas?—le dijo Shun con algo parecido a una resaca mientras se sentaba en los escombros y tomaba la muñeca de la pelirroja.—No actúes como si yo entendiera todo lo que está pasando.

—Shun, yo... no puedo explicártelo.—le dijo Liz en un tono suave mientras evitaba el contacto visual.—

—¿Huh?—Shun había activado su habilidad ya recuperada y se puso frente a ella para que la mirara, en ese momento notó la presencia de una tercera persona espiandolas, por lo que sus ojos teñidos de escarlata se posaron en esa persona y dispuesta a darse vuelta para atacar fue detenida por su amiga.—No lo entiendo, ¡realmente no lo entiendo!, si venías a dejarme atrás mejor no hubieras venido hasta acá.

—Eres importante para mí y no quiero que salgas lastimada en algún momento.—le dijo Liz aún tratando de mantener la compostura.—Por eso es que me iré y no hay nada que puedas hacer para evitarlo.

—¿No pensaste en lo importante que eres para mí también?, puedo protegerme sola, todo este tiempo he podido pero siempre temí que si en algún momento usaba mi habilidad te alejarías de mí.—dijo Shun con un rostro herido y conteniendo las lágrimas.—Si no puedo hacer nada para evitarlo por lo menos dime por qué te irás.

—Ella ya dijo que no puede decirte, ¿No es eso suficiente? No eres quién para controlar su vida.—habló la tercera persona y Shun volvió a clavar su mirada en él.—¿Tienes algún problema?, no me da miedo solucionarlo en este instante.

—Disculpa pero, ¿Quién se supone que eres tú en todo esto?—dijo Shun de forma sarcástica y tratando de acercarse a esa persona que en este momento la irritaba.—

—No es necesario esto, por favor, los dos, basta.—dijo Liz mientras se ponía en medio de ambos.—Shun, te di una respuesta antes y no quedaste satisfecha con eso.—le respondió Liz a Shun otra vez sin dirigirle la mirada—

—Sí yo me fuera así sin más y me excusara diciendo que quiero protegerte seguramente reaccionarías como yo.—dijo la castaña mientras desactivaba su habilidad.—Sólo te estoy pidiendo que me digas por qué tú también me vas a dejar entre escombros, por favor... Elizabeth.. —la última palabra la dijo en un hilo de voz ya que se encontraba al borde del llanto.

Cuando por fin vio el rostro de la chica su corazón volvió a romperse, estaba siendo demasiado injusta, estaba siendo demasiado egoísta, tan solo cuando escucho como la contraria la llamaba por su nombre toda su fuerza cayó, la miró fijamente mostrándole una marca que sólo dejaba ver de vez en cuando.

—Elizabeth es el nombre que me pusieron mis hermanos —hablo en un tono suave sintiendo como sus ojos se volvían humedos— Yo soy una bastarda que nació por una criada, ni siquiera mi madre me amaba lo suficiente como para ponerme un nombre, es por eso que cuando recibí el que tengo ahora, prometí que siempre cuidaría a las personas que amaba. —el chico de cabellera larga se cruzó de brazos escuchándola hablar— Pero yo... yo soy tan inútil. —su voz se rompió, ella apretó sus puños con fuerza bajando la mirada— Yo no debería de ser la líder, yo solo debería de pudrirme, yo... yo no te quiero abandonar Shun, tu me haces sentir tan feliz, cada día que paso a tu lado, cada segundo que puedo verte, me hace pensar en sí puedo ser libre —suspiró y dejó que las lágrimas cayeran—

La castaña la miraba sorprendida analizándo sus palabras, pero esto aún no resolvía su más grande duda "¿Por qué la abandonaría si es feliz junto a ella?" Supo de inmediato que el hombre quien las miraba tenía algo que ver con esto pero al dirigirle la mirada tenía los puños apretados mirando a la pelirroja con lamento.

—Después de aquello, yo debía de haberme quedado en la secta y no escapar, yo no debería de haber venido a este lugar para empezar. Es por eso que debo regresar, tengo gente a la que debo de proteger, Le prometí a Mei que cuidaría a nuestra familia y tan solo he estado huyendo.

Libertad / BSD / En renovación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora