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-Elizabeth-san, Sora-kun ¿Pueden quedarse vigilando abajo? -Preguntó Dazai, haciendo que ambos le miraran-

-Bien. -respondieron los dos al mismo tiempo-

-Llega a dar miedo lo mucho que se parecen -le comentó Shun a Dazai- Casi juraría que son hermanos.

-Tu ven conmigo. -murmuró empujando a la castaña hacia la camioneta-

-¿Eh? Pero... -antes de que siguiera hablando el castaño la interrumpio-

-Vamos~ -digo alargando la palabra-

Ambos ingresaron al camión dejando solos a los pelirrojos quienes se miraron, aunque fue solo una fracción de segundo en las que sus miradas se conectaron ya que el joven miró hacia otro lado. Los recuerdos pasaron por su mente y observó su dedo anular de su mano derecha, unos pensamientos pasaron por su mente, una habitación que se quemaba, un rostro consumido por las llamas y una hermana perdida. Arrugó la nariz y siguió bajando hasta que escuchó un quejido, volteó a ver a la contraría a quien se le estaba dificultando el proceso de bajar.

-Acabas de tropezar con una roca. ¿Acaso no puedes ver? -preguntó frunciendo el ceño-

-Lo lamento, realmente no puedo ver bien.

-Ten. -digo extendiendo su mano, luego de unos segundos en los que ninguno habló, su rostro se sonrojo- Le extendí mi mano, por favor afirmese de ella.

-Bien. -le respondió ella tomando su mano y una extraña sensación recorrió su mente-

Descendieron en silencio, y llegaron hasta donde estaban anteriormente cuando ambos jóvenes se fueron. Se sentaron allí durante un buen tiempo en silencio, a Liz se le cerraban los ojos de vez en cuando, esperando no quedarse dormida en plena misión. Mientras que él contrario estaba con la vista fija en el lugar en donde se encontraban los vigías.

No había pasado mucho tiempo desde que ambos jóvenes se habían ido, Liz tenía su energía junto a ellos pasando de forma desapercibida, ya había memorizado la de ambos así que no tenía ningún problema en reconocerla, lo que le sorprendió fue cuando dos personas se encontraron junto a ambos, eso fue un poco repentino para ella pero estuvo en calma durante algunos minutos.

-¿Akutagawa-san? -preguntó por él, llamando a su celular-

-Sí.

-Notó algo extraño, con sus acompañantes, uno de ellos tiene la energía extraña.

Justo en ese momento Katai se unió a la conversación interrumpiendo a la pelirroja.

-¡Lo tengo! -gritó aquella persona, llamando la atención de ambos- ¡Encontré a Pushkin, el usuario del virus!

-¿De verdad?

-Está muy cerca a dos metros de su espalda -informó-

-Akutagawa-san, ¡uno de ellos está muerto! -habló Liz al mismo tiempo del hombre-

Escuchó el sonido de una bala y como dos personas caían al suelo, su corazón dio un brinco pero se tranquilizó sabiendo que ambos seguían con vida y se encontraban persiguiendo al portador del virus. Pero el hecho de que la energía del pelinegro se alterará le hizo que tuviera nervios.

-¿Sucede algo? -preguntó en un susurró esperando la respuesta-

-Está todo en orden, colgaré. -terminó de hablar y acto seguido le colgó-

Liz dio un suspiró y arrugó su nariz, un gesto que solía hacer sin que se diera cuenta.

-Oye, respecto al clan rield... -empezó hablándole y cuando se giró a verla se dio cuenta de que su nariz estaba sangrando- ¿Sucede algo?

Libertad / BSD / En renovación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora