(33) El salón sagrado de los vírgenes nO LO PUEDO CREER

189K 24.6K 32.4K
                                    

Buenos días, digan presente:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Buenos días, digan presente:

Ellie

Cuando era más pequeña realmente la imagen que tenía de como sería el mundo conmigo disponía de un tipo de ecuación en el que, para recibir aprobación era el punto de encaje inicial. Con aprobación podías hacer lo que deseabas, cualquier cosa, porque finalmente la que juzgaba eras tú y eso imponía algún tipo de respeto sobre los demás. No podías criticar a la niña rubia con ojos azules diciéndole que era una persona de mierda porque sus amigas y compañeras te tacharían de mala compañera con muy pocas líneas de lo que significaba respeto.

Pero si yo lo hacía estaba bien.

Era un juego de tira y afloja entre adolescentes jugando a ser las juezas morales de la otra con peso de hipocresía detrás. Era pesado. Y ya había mucho tiempo en el que había tenido que cargar esas pesas de mierda, no fue hasta que las solté que me di cuenta de que tendría consecuencias. Si yo me equivocaba, yo era la chica incomprendida y el resto eran personas con poca empatía que tarde o temprano estarían allí dándome un último empujón. Pero si alguien de esas personas cometía el mismo error, joder, ahí estaba crucificado por todos nosotros.

Así funcionaba el juego de ser un adolescente. Era un tipo de ruleta rusa en el que tenías que rezar para ser el que disparara y no el que recibía la posible bala. Y no tenía la más mínima puta idea de a cuantas personas en mi vida les había disparado, quizás y hasta más de los que pensaba estaban jodidos por mi culpa.

De alguna forma, había encontrado consuelo en los videojuegos aunque suene estupido. No tenía que hablar, no tenía que fingir, ni siquiera tenía que mostrar mi cuerpo. Era un lugar seguro al que podía ir cada cierto tiempo, pero ya no tenía sentido. 

Ya no tenía sentido nada en absoluto.

Subí mis rodillas sobre el asiento y estiré mi suéter para que cubriese mis piernas casi por completo y abracé mi cuerpo tratando de distraer mi mente sobre esos pensamientos idiotas. No podía estar media hora sola porque mi cabeza comenzaba a revivir cada uno de los momentos menos agradables de mi vida.

—Oh, Sullivan me matará—Alex murmuró a mi lado mientras sacaba objetos de su mochila—. ¿Cómo se me va a olvidar traer los porros? ¡Mierda!

La miré de reojo.

No entendía en qué momento Alex y yo habíamos cambiado tanto. No éramos precisamente las mejores amigas, de hecho, teníamos una relación mucho más falsa desde antes, pero, ¿Cuál fue el momento en el que pasó de ser la chica estudiosa encerrada en la biblioteca escribiendo cosas para el diario escolar a tener un aspecto tan ruidoso?

—¿Fumas porros? —Pregunté con curiosidad.

Se detuvo por un momento a mirarme directamente a los ojos y relajó sus hombros.

—¿La hija de la directora me está preguntando sobre si fumo marihuana? —Una sonrisa se asomó en su rostro—. ¿Acaso quieres uno? ¿Sí? ¿Eso quieres?

All I Want [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora