Huele a Gas, ¡Fuga!Sus cuerpos sudorosos, tan pegados, tan juntos que la fricción era seductora y sus respiraciones agitadas entre mezclándose, el susurro del morocho llamando su atención, haciéndolo sonar de una manera peculiar para su gusto, agitó nuevas sensaciones en el rubio por la manera en que su nombre era jadeado, quería estar en otro lugar en ese momento, no solo estar huyendo de unos pandilleros. Una superficie plana era más que suficiente. La refrescante pared detrás suyo le daba un poco de cordura, habían corrido un montón de calle y los montoneros no dejaban de seguirlos. No debería ser tan consciente de su cercanía, no a ese nuevo nivel y ahí estaba él, tratando de imaginarse a la abuela Tsunade en paños menores para bajar su erección. Está no era la manera que había planeado pasar su fin de año junto a su morrito. Menos su primera noche de pasión. Él quería ir a la taquería de su abuelo y preparar una gran cena para la comunidad que día con día lo estuvo apoyando, y vio florecer su romance con el endemoniado Uchiha. Su boca estaba a solo un toque de distancia, y él quería cerrar la brecha, pero no se podía permitir distraerse. No quería correr más riesgos teniendo lo que más le importaba en el mundo entre sus brazos; su Sasuke.
Ambos habían hecho las paces aquel día, en nochebuena, reconciliándose y volviéndose uno solo, en aquella oficina en la que se habían distanciado, volvían a estar juntos. Eran una pareja oficial ahora, pasando sus últimos momentos del año metiéndose en pedos. Como siempre le pasaba al rubio. Si el mayor quería casarse con el menor atolondrado, estaba comprando pedos ajenos y apenas lo notaba. La gente estaba molesta con el rubio por haberse ido sin avisar, cerrando y dejándolos sin su lugar favorito de comida, solo porque a Naruto le entraron ganas de jugarle al niño rico. Era imperdonable aquello en el barrio. Ahora estaban en una persecución con los hijos malandros de las doñas que juegan a la lotería y echan el chisme en su Taquería. Sasuke verdaderamente las odiaba. —No sé cómo le harás para solucionar este asunto, Naruto, pero no es esta la forma que tenía prevista de presentarte a mi familia. —Regañó el mayor, presionándose un poco más al menor, disfrutando tanto de su cercanía. Quizás él podría comenzar a cenar de una vez, se dijo, antes de saber que pasaba, ambos sucumbieron a la tentación y juntaron sus bocas, deseosas por el contacto, profundizándolo todo lo posible.
( ͡° ͜ʖ ͡°)
Era vergonzoso como su hermano mayor lo estaba mirando, con aquella expresión de sabelotodo en su rostro, no dejaba dudas de que se daba una clara idea de lo que habían estado haciendo ambos. Lo odiaba también. —Deidara, qué gusto verte. —Saludó con cortesía a su cuñado, siendo vagamente consciente de que los dos rubios se conocían, pero no sabía de dónde exactamente al verlos interactuar animadamente. Los pelinegros pasaron a segundo plano de la existencia en un momento, aunque Sasuke lo agradecía, podría arreglarse un poco antes de que los padres de ambos llegaran. Estaba nervioso por conocer a sus suegros, mentiría si dijese lo contrario, quería causar una buena impresión.
Creyó conseguirla cuando una pelirroja mujer lo saludó efusivamente, podía entender de donde es que Naruto heredó su carácter. Ya amaba a la mujer por su buena personalidad, aquella brutal al zarandear a su propio mocoso por ser un irresponsable y tener que estar haciendo las cosas a la última hora. —Nee, Sasuke-Kun, me alegro que tú y Naruto estén juntos de nuevo. Sé que no lo sabes, pero en todo este tiempo él hablaba mucho sobre ti con él, mi esposo y yo hemos seguido su historia de amor muy de cercas. Tanto así, que me hice amiga de mi consuegra, una mujer muy agradable como Mikoto, hace que cualquiera sea más que bienvenido a la familia. Sean muy felices juntos, y traigan un Nieto pronto, nos haría muy felices. —La mujer hablaba y hablaba tan alegre y extremista como su rubio. Hubiera seguido así durante mucho tiempo, de no ser porque se escuchó una explosión. —¡Lo siento! Se escapó ese cohete. —Exclamó Deidara en la lejanía, solo se oía vagamente como lo reprendía Itachi, alegando que fue adrede porque a él le encantaba la pirotecnia. Era Cuaz de closet, ese era el presentimiento de Sasuke, tal vez nunca lo sabría, no habría forma de explicar porque un artista buscaría siempre el fuego y las explosiones si estos no se combinaban.
Esperen. Esperen un momento. ¿La señito había dicho, "nietos"? En serio, le agradaba la mujer, pero se parecía tanto a su rubio que sí Naruto le llegaba a salir con aquello, terminarían. Estaba muy seguro de eso, no estaba listo para un hijo atolondrado. Con su futuro marido era más que suficiente. Sasuke Uchiha estaba sintiendo pánico, se sentía bajo mucha presión y apenas estaban dando inicio a su relación. Les había costado mucho tiempo llegar a donde estaban en ese punto de sus vidas. Veintiocho años muy bien vividos, donde los últimos dos han sido un caos, con grandes cambios para bien entrando con la llegada de Naruto a ella. Lo amaba, le había costado mucho asimilarlo, no tenía nada que ver la familia del rubio para saberlo. Desde el primer momento en el que pisó la taquería, nada nunca había sido igual. Bastó un año para tener una conexión y rutina para verse. Seis meses más para perderse con él sin medir el tiempo. Y otros casi 6 largos más para extrañarlo por no meditar sus palabras después de una crisis de estrés. Creía que había madurado ya lo suficiente. Creía que estaban listos para esto, pero comenzaba a dudarlo. Sintió unos cálidos brazos rodearlo, manteniéndolo pegado a un perfecto torso, sacándole un sonoro suspiro. —Podía escuchar tus pensamientos desde la cocina, ¿qué te mortifica, morrito?, ¿mi mamá te dijo algo que te puso incómodo?, ¿debería hablar con ella? —preguntó con mortificación en su voz. Esa era otra cosa, si Naruto cuando lo pretendía, solía estar muy pendiente de lo que le pasaba, ahora él sabía todo lo que le irrita, lo molesta y si se siente mal por algo. Era tan comprensivo, tan bueno con él, que esperaba poder retribuirle lo que hacía con él. —Naruto, ¿quieres tener niños ahora? —Preguntó en un hilo de voz, si aquello es lo que el rubio quería, estaba dispuesto a todo por hacerlo feliz. —Eh... Eso es muy repentino, respondiendo tu pregunta. Sucederá, en algún momento, no tiene porque ser ahora, Sasuke. Te amo, y aún deseo tenerte solo para mi. —Le guiñó un ojo, disfrutando de su colorado rostro, la vista de aquella expresión era hermosa. Se despidió dándole un beso suave en sus labios, sintiendo la sensación de pérdida inmediatamente, observó la habitación.
Sus padres estaban socializando con los de su novio. Su hermano seguía insistiéndole a su cuñado que no hiciera más desastres con la pirotecnia, pronto más y más gente llegaba en familia, dándole un toque hogareño a su Taquería. Uchiha Fugaku y Su esposa Mikoto, progenitores de Itachi & Sasuke, recibieron con bien a ambos rubios, enamorándose de la historia de Naruto & Jiraiya-san y la taquería. Su estatus había ayudado a aquella tolerancia, Sasuke no era ingenuo, pero se sorprendió pensando que eso no le importaba a él, lo amaba por quien era, no por lo que representaba. Ambos debían decidir si seguirían con el trabajo de su abuelo, o la empresa, sin embargo, Sasuke había decidido, por algo él había estudiado Negocios; su rubio podría seguir haciendo lo que ama, y él seguiría haciendo lo que mejor sabía hacer.
Esta familia que había conseguido, él la amaba, siendo sostenido por su rubio, él quería avanzar más y más a donde sea que lo guiase.
ꜰɪɴ.
ESTÁS LEYENDO
❝El taquero❞ ❁NaruSasu✿
HumorEstos son pequeños cortos sobre la historia de amor que se dio en una "taquería". Naruto es dueño del puesto de tacos en frente del edificio de Sasuke. El wey es bien rancherote y pelado... sólo con su morenito. Son de clases totalmente diferentes...