#LoSelotesNoTienenMaíz

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Omae wa mou shindeiru.


Sasuke no entendía qué había sucedido, qué lo motivó, porqué estaban en esta situación. De verdad que no. ¿Cómo habían pasado de una taquería a una cafetería?

Ah, quizás sí lo recuerda. En sus últimas visitas a la cafetería, estaba disponiendo información suya al rubio. Un ejemplo: gustos, hobbies, detalles de su infancia. Siendo correspondido por el menor a su vez, el cual era un poco más detallista y alegre.

Pero, (sí, había un pero), su hermano estaba tan molesto con Sasuke por demorarse en su hora de comida, alargandola, que su trabajo se atrasaba, y era por ese motivo que no había tenido oportunidad de comer en el día.

En definitiva, estaba agotado, pero ver al rubio, fuera de su edificio, había borrado todo el cansancio; reemplazandolo con ira. ¿Cómo se atrevía a traer a esa mendiga chichona? Ah. Estaba enfadado, ella se colgaba de su brazo con mucha confianza.

¡Y ese estúpido rubio le sonreía!

Naruto era un imbécil, sí, y Sasuke ya lo sabía. —¡Morrito! Te presento a la princesa de barrio refinado, Hinata. Hime, él es Sasuke, mi morrito. —Presentó el rubio, sonriendo como bobo, de costumbre. La chica sonrió y asintió. —Es un Gusto, Sasuke-kun. —Murmuró, recibiendo un cabeceo por parte del moreno.

El rubio había notado que su morrito lucía más pálido de lo común, despidiéndose de la guapa chica, lo invitó a cenar. Había tenido tanta suerte que Saski aceptó ir con él. —¡¿Entonces no comiste nada en todo el día, Morrito?! —Preguntó escandalizado el rubio.

—No, Naruto. Y siéntate, por favor, dobe. Estoy acostumbrado a eso, antes de comenzar a asistir a tu taquería, yo no salía a comer. —Murmuró, con cansancio, pero aún no superaba cierta molestia.

—Uhm, eso no está bien morrito. Debes comer bien, y a tus horas. —Se quedó pensativo, y Sasuke quiso reír con ese pensamiento. ¿Acaso Naruto pensaba?

—¿Ella es tu novia, Naruto? —Sin pensarlo esa pregunta se le fué, y no lo admitiría, pero estaba avergonzado. —¿Eh? No, Sasuke. —Frunció su ceño el rubio, luciendo molesto, esta vez en serio. —Tú eres Mí morrito. Tú eres el amor de mi vida, de verás. —Aunque no era la respuesta que se esperaba oír, la satisfacción que lo inundó, no la negó.

El rubio era suyo. No de la tetona. Ya idearía algo para quitarla de en cima de su rubio. Sí, suyo.

❝El taquero❞ ❁NaruSasu✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora