Mi mamá se disculpó de la única forma que sabe hacer: con comida. Bajé a la cocina en la mañana y noté una bolsa de bombones Suaves y un refresco Tonicol, desde pequeños eran mi combinación favorita, así que ella me los daba cada que quería disculparse y que las palabras no le salían.
Tomé una servilleta y una pluma.
"Estamos en paz" escribí, imaginando lo fácil que sería que las guerras entre países pudieran acabar con tratados de paz tan simples y dejé la nota sobre la mesa. Guardé la comida al aventón en mi mochila. Los comería luego.
Para mi sorpresa, Marcel me buscó a mi en la mañana. Estaba con mis audífonos, por lo que tuvo que darme un golpecito en el hombro para llamar mi atención. Me congelé por unos segundos, incluso mis dedos se tensaron, lo que provocó una risa en Marcel.
No pude escucharla por la música, pero sí pude ver como su boca se movía, además de que él siempre levantaba los hombros al reír.
—Perdón —me pidió mientras yo guardaba mi celular en mi mochila, junto a bocetos y exámenes aplastados.
—No importa.
Caminamos hacia el lugar dónde siempre nos juntabamos, ya casi podría decirse que era nuestro lugar especial. El silencio me abrumó y tuve que reprimir la necesidad de colocarme de nuevo mis audífonos. Hace dos días que no hablaba bien con Marcel, y conociéndolo podía volver a irse como llegó.
Entonces me quedaría solo.
Yo no quería estar solo.
—¿Sabías que Loki tuvo un hijo caballo?
Marcel alzó la mirada con extrañeza.
—¿Quién?
—Es de la mitología nórdica.
—¿Y adoptó un caballo...? ¿Convirtió a su hijo en caballo?
—No, es su hijo biológico y nació como un caballo-dios o algo así —conté disfrutando ver la expresión desorientada en su cara—. No es como que montó a una yegua, sino que él fue la yegua.
Por el rabillo del ojo ví pasar a Jonathan con una rapidez que Flash (o Quicksilver) envidiaría. Casi me ahogo con mi saliva, mi cara se puso roja tratando de adivinar que tanto escuchó de la conversación.
—¡Ey! Acá están —saludó con naturalidad, tal vez por qué no me oyó mencionar que un dios parió un potro—. Los estaba buscando. Estamos poniendo carteles.
Marcel giró la cabeza, alzando la ceja que estaba cerca de su lunar.
—¿Ya subiste el vídeo? —pregunté recordando en seguida el tema de Domingo.
—Sí, mira, guacha esto.
Jonathan sacó de su bolsillo su celular y me puso enfrente la pantalla con el vídeo, había sido compartido casi trescientas veces, sentía que iba a desmayarme. Fue peor cuando ví desde que cuenta publicó el vídeo.
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Desaparecido y nombrado Domingo
Mystery / ThrillerGiovani siempre quiso ser director de cine, pero para eso necesita conocer gente, cosa en lo que es pésimo. Por lo que aprovecha la desaparición de dos alumnos y la muerte de cinco para involucrarse más con Jonathan Quiroga, un compañero que puede...