Desaparecido y nombrado Domingo

Sigues acechando desde el más allá

JONATHAN QUIROGA

Jonathan estaba atravesando un proceso parecido al duelo. Sabía, más bien, esperaba, que Alfredo no estuviera muerto. Que siguiera por ahí, en algún lugar, asustado, pero vivo. Ahora mismo no es que en si hubiera perdido a alguien, sino que estaba sumido en la incertidumbre.

¿Cómo se le podría llamar a eso?

¿Cómo se le llamaba al hacerse la idea de que esa persona no estaría en tu vida diaria y que podría nunca volver, mientras que intentas mantener la esperanza de su regreso, la cual se va volviendo cada vez más pequeña con el pasar del tiempo?

¿Cómo pierdes a alguien sin perderlo completamente?

Jonathan estaba por volverse loco. Cada rincón de su casa le recordaba a Alfredo, porque le había dejado entrar a su vida sin restricciones ni barreras. Se conocían desde hacía años y Alfredo fue como agua en la arena para Jonathan.

No importaba que tan alto fuera su castillo, una ola siempre iba a derrumbar las barreras que alzó para defenderse, penetrando cada parte de su ser. Apenas estaba haciéndose a la idea de que él ya no estaba ahí. De que, en un pestañeo se evaporó de su lado, de que lo arrancaron de su alma.

Y entonces llegó a su vida este Giovani que no dejaba de recordarle a Alfredo con cada paso que daba.

El universo debía de estarse burlando de él. Cuando pensaba en su amigo, no sabía si imaginarlo como un fantasma o cómo quien aún espera en algún cuarto oscuro, encerrado y a la espera de un rescate.

Prefería eso, que su amigo siguiera sufriendo, pero vivo a que le persiguiera en forma de espíritu, recalcando sus errores. ¿Era egoísta de su parte? Sí, lo más probable es que sí.

Si Alfredo resultaba muerto, no quería enterarse. Una parte suya sabía que no sobreviviría a la noticia. Era curioso, porque Alfredo, cuando se llegaba a tocar el tema de los funerales, insistía en que quería un entierro que pareciera más una fiesta de rock. Un evento donde suene "Highway to hell" mientras era sepultado.

Jonathan se imaginaba todo con gracia en ese entonces, después de lo de su secuestro no podía hacer más que enfurecer ante tal imagen mental. Era cómo si Alfredo supiera lo mucho que les costaría sonreír y disfrutar ese momento, como si los hubiera retado.

Podía escuchar en su mente la voz de su amigo en un tono burlón: "¡Quiere llorar! ¡Quiere llorar!"

Jonathan sintió de nuevo eso en el pecho, no era una presión, era un vacío que se expandía más al darse cuenta de que prefería que su amigo permaneciera como "Domingo" para siempre, un desaparecido. Una historia inconclusa que puedes terminar tú mismo en lugar del final definitivo de la muerte.

—Incluso después de irte sigues jodiendo —dijo Jonathan al aire— Mira como tienes mi cabeza...

Volteó a su lado, Giovani estaba dormido en el sillón y llevaba puesta la chaqueta de Domingo todavía. Tuvo que haberla devuelto a su familia, pero era lo único que le quedaba de Alfredo. Lo único a lo que podía aferrarse.

El casco que le prestó a Gio también era el mismo que usaba Alfredo cuando salían.

Aquella vez que sacó a Giovani a pasear al malecón, le temblaron las manos al ajustar el casco. Un deja vu hizo acto de presencia en su mente, era la misma escena, pero con Domingo en el lugar de Giovani, sonriendo porque iba a ser la primera vez que le llevaba a un paseo en su nueva moto.

Domingo no gritó de terror, ni le pidió que fuera más lento, pero se aferró igual, y Jonathan notó que sentían el mismo nivel de terror. Ambos estaban igual de preocupados de tocar el pavimento, sólo que Alfredo no era tan abierto en expresarlo.

Gio aceptaba cualquier cosa, aunque no la quisiera al inicio, sin pensar en las consecuencias. Esa era la cualidad que le recordaba más a su amigo.

Jonathan casi gritaba de felicidad al ver que su vídeo estaba terminado por fin. Su compañero de proyecto lo mataría cuando se enterara de que no lo dejó editar nada, en su defensa, estaba dormido, no se veía en condiciones de trabajar teniendo los ojos cerrados.

Exportó el vídeo, abriendo en su computadora la página en donde subiría el vídeo e introduciendo el nombre de usuario al inicio.

"Fredo_sq"

Sí, esa era la cuenta de Alfredo. Ellos se tenían tanta confianza entre sí, que sabían las contraseñas de todo y a veces subían cosas en la cuenta del otro.

Le había dicho a Giovani que subiría todo desde una cuenta anónima, pero sabía que causaría más impacto si lo subía desde la cuenta de Alfredo. Además de que él tenía a más gente agregada.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, junto con la sensación de que estaba siendo observado, pero Giovani seguía dormido. Debía de ser sólo su imaginación... De todas maneras, luego iba a despertarlo, tenía que llevarlo a casa, mañana tenían clase.

Seleccionó el vídeo y lo subió.

En cuestión de minutos estaban compartiendo el vídeo  y etiquetando a la escuela. Las cosas se iban a poner interesantes.