|James Thomson|
1:26 am
Bailabamos como dos niños pequeños, ella sonreía y eso me agradaba. El sabor a vino de sus labios bailaban junto con los míos. Su cintura se movía al compás de la música, y sus manos recorrían su cuerpo, se veía tan delicada que me perdí al verla. No quería tocarla, así que, me aleje un poco de ella. Me había inscrito en clases de baile para gente mayor, y creo que me funcionó; recuerdo que en las clases de baile solamente había gente de 70 años, aún así no me molesto, fue divertido haber socializado con esas personas.
La música cambio a una más romántica y lenta. Ella se acercó a mí y puso sus manos alrededor de mi cuello; como dije, no quería tocarla, es por eso que deje mis manos libres. Ambos bailabamos con felicidad y el romance era notorio.
Al final ella quedó cansada y ya era muy tarde para irse a casa, la lleve a mi habitación y le dí una camisa mía. Quise irme pero me sostuvo de la mano.
-- Quedate a dormir conmigo -- dijo con su voz cansada --
-- Solte una leve sonrísa -- Iré a domir a la sala, tú descanza.
Aún así, ella no me soltó. Sentí su cuerpo atrás mío y sus manos alrededor de mi cintura.
-- Duerme conmigo -- Dijo nuevamente sin soltarme -- prometo no moverme mucho.
Solté un suspiro y me voltié a verla. Acomodé su cabello y nos dirigimos a mi cama, ella se hecho dandome la espalda y yo hice lo mismo.
-- ¿No me abrazarás? -- dijo ella --
Me voltié viendo su espalda y puse con cuidado mi brazo alrededor de su cintura. Y fue así hasta que se quedó dormida. Me alejé de ella sin hacer un movimiento brusco para que no se despertara y salí de mi habitación con algunas mantas. Llegué a la sala y me heche en mi sofá, no era cómodo pero quería darle su espacio a Samantha.
Charles, un amigo no tan cercano. Solía decir que debía empezar a dormir y vivir con Samantha, ya que, ya estabamos comprometidos y muy pronto nos casaríamos. Me sabe llamar por "raro" cuando le sé decir que no lo haría, y que la respetaría de todas las formas posibles. Quería que cuando nos casemos sea especial, en ese momento dónde su padre me entregue a Samantha y yo deba levantar su velo para luego verla a sus hermosos ojos verdes y al final poder besarla, en ese preciso momento podría tocarla. Recorrería mis dedos por su piel desnuda, podría besarla como siempre quise, podría abrazarla y besar su cuello. Tengo tantas metas por cumplir cuando nos casemos, ya quiero que la nombren "Señora Thomson" o que me digan "Su esposa es muy bella", me haría el hombre más feliz del mundo.
|4:00 am|
La alarma de mi teléfono sonó como de costumbre, la desactive y me levanté del sofá con un leve dolor en mi espalda. Caminé hasta la cocina y me serví un vaso de agua. Abrí las cortinas para hacer entrar la luz y pude ver como la personas empezaban a despertarse, lo sabía porque algunas luces se iban prendiendo. Al terminar mi vaso de agua me dispuse a limpiar la cocina y la mesa que utilice ayer. Cuando porfin terminé de limpiar subí a mi habitación para despertar a Samantha.
-- ¿Cariño? -- dije entrando despacio a mi habitación --
Y allí estaba ella, profundamente dormida. Las sabanas y las almohadas estaban tiradas al suelo, las recojí y las sacudí sin hacer mucho ruido. La tape con la sabana y deje las almohadas debajo de su cabeza.
-- Te amo -- besé su frente --
-- Y yo a tí -- dijo ella susurrando --
Sonreí y caminé hasta el clóset para sacar mi terno, entré al baño y cerré con seguro la puerta. Me desvestí y empecé a ducharme. El agua tibia caía en mi cuerpo desnudo, odiaba pensar en los problemas que había en la empresa, ahora que Camila dió su renuncia no sé a quién contratar. Deje de pensar en eso y salí de la ducha con una toalla alrededor de mi cintura. Me empecé a secar el cuerpo, luego me vestí y al final me arreglé el cabello. Abrí la puerta y noté que Samantha ya no estaba, la cama estaba arreglada y las ventanas estaban abiertas.
Salí de mi habitación y escuché sonidos provenientes de la cocina, al llegar allí ví a Samantha cocinando. Dejé mi maletín en una silla y caminé hacía ella.
-- ¿Qué tal dormiste? -- dije poniendome alado de ella --
-- Bien -- acercó su rostro para besarme -- ¿y tú? -- se separó --
-- También dormí bien. -- sonreí -- ¿Te ayudo?
-- No es necesario. -- dijo -- Solamente preparo un jugo y tostadas, nada difícil.
-- Para mí las tostadas son difíciles -- agarré dos vasos -- Haré la mesa para desayunar.
-- Esta bien -- me miro con una sonrísa --
Acomodé la mesa y ayude a cortar algunas frutas para hacer el jugo. Cuando ambos terminamos de hacer el desayuno nos dirigimos a la mesa para empezar a comer.
-- ¿Irás a la empresa? -- dijo ella --
-- Será solo un momento -- dije -- quiero arreglar unos problemas menores y luego iré a verte. -- la mire con una sonrísa -- ¿Qué quieres hacer hoy?
-- Tenía pensado ir a comprar ropa contigo. -- bebió su jugo --
-- Entonces iremos cuando regrese -- mordí la tostada --
-- Esta bien, amor. -- sonrió --
Desayunamos juntos y luego la lleve a su departamento. En todo el camino hacía la empresa estaba felíz. Al llegar a la empresa, Laura, la secretaria de 1er piso me dijo que había llegado una chica para hablar conmigo. No me sorprendí al escuchar eso y decidí ver quién era, entré al ascensor y presioné mi piso. Cuando salí ví a una chica de espaldas.
-- ¿Usted me esta esperando? -- dije saliendo del ascensor --
Aquella chica volteó y la mire, era la señorita Collins. ¿No tiene otra cosa que hacer en vez de estar aquí?.
-- Buenos días señor Thomson. -- dijo con una sonrísa -- le traje esto para usted. -- me entregó una caja de donas -- espero le guste.
-- No me gusta el azúcar. -- dije serio --