4. Isaac al rescate

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[Adéle Collins]


Tenía dos emociones justo ahora, y deseguro era notorio. Realmente quería llorar y gritar al mismo tiempo. Mire mi falda y tenía una abertura mediana en mi muslo derecho haciendo notar mis bragas rosas, quité mi saco y lo puse encima de ambos muslos. Bueno, creo que ahora tendré que ir a Londres y esperar mi muerte, ¿Por qué?, porque no quiero escuchar "Oh, vaya, yo te lo dije. ¿Creíste que una empresa tan importante iba a contratarte?", sabía que esas palabras iban a venir de mi padre.

¿Señorita Collins? -- la voz femenina de Camila me hizo sacar de mis pensamientos suicidas --

Oh, ¿Sí? -- me voltié a verla --

Ya puede retirarse -- dijo desde el marco de la puerta --

Claro -- dí una sonrísa y me paré del asiento tapando mis muslos con mi saco -- dígale al señor Thomson, muchas gracias por sus palabras. -- dije sarcástica --

Esta bien. -- sonrió y se dió la vuelta para irse de mi vista --

Caminé tapandome mi muslo durante todo el camino hasta salir de aquella empresa. Paré un uber y entré allí, revisé mi teléfono, ya qué estaba en silencio.

11:48 am

-- Noté que tenía 21 mensajes de Isaac -- Mierda. -- susurré al recordar que tenía una cita pendiente con él --

Adéle/
Lo siento, enserio lo siento -- soné apenada --

Isaac/
Tranquila, solamente te estuve esperando casi una maldita hora. -- dijo algo molesto -- ¿Dónde carajos estabas, Adéle?, ¡Me preocupé por tí!, maldita sea -- susurró -- ¿No puedes ser un poco empática?, ¿siquiera conmigo?

Adéle/
Y-yo, estuve en la empresa. -- dije --

Isaac/
¡¿Y por qué carajos no me lo dijiste?!

Adéle/
Estuve muy ocupada para decírtelo.

Isaac/
¿Mandarme un maldito mensaje diciendome que estarás ocupada es mucho? -- dijo obvio --

Adéle/
Créeme que hoy no es buen día para discutir, Isaac.

Isaac/
Esta bien, te veo en tu departamento. -- colgó la llamada --

Dí un suspiro pesado y ví a travéz de la ventana del uber, ya estaba por llegar a mi departamento. El cielo estaba nublado y me daba la impresión que hoy llovería. Que gran día.

Llegué a mi departamento y abrí la puerta; el olor a casa era lo más relajante, era perfecto para un día como hoy. Entré y cerré la puerta detrás mío, tiré mi cartera y mis tacones en el suelo. Caminé hasta el sofá y descanze como si hubiera tenído un día productivo. Escuché la puerta y mi paz se fue a la misma mierda.

Me paré del sofá y caminé hasta la puerta principal, cuando la abrí ví a aquel chico de 1.70, con ojos color café oscuro y cabello despeinado. Y si fuera poco, con la misma sudadera gris.

¿Podemos hablar? -- me dijo desde afuera --

Estoy cansada. -- mi mirada mostraba cansancio -- pero entra -- me puse a un lado para que él pasára --

Gracias. -- dijo él entrando -- ¿Qué pasó allá? -- se volteó a verme --

Nada fuera de lo común. -- cerré la puerta y caminé nuevamente hasta el sofá -- no tuve el empleo -- me senté -- dije algo estúpido.

Como siempre. -- se sentó alado mío -- ¿Iras a Londres? -- me miro --

Hice una promesa con mi padre, no tengo otra opción. -- agaché mi cabeza mirando mi falda rota -- No sé que le diré a mi madre sobre esto. -- pasé mis dedos alrededor de aquella abertura --

Debes sentirte felíz, ¿No? -- dijo -- al menos tienes más caderas que tu madre. -- rió --

Cállate. -- le tiré mi saco -- aún me debes una cita. -- dí una leve sonrísa --

Tienes razón, hoy seré tu Suggar Daddy. -- me miro intentando ser "seductor" -- te consentiré, solamente porque me causas tristesa. -- sonrió -- arreglate, yo te espéro.

-- lo abracé -- Gracias, Isaac.

De nada. -- respondió mi abrazo --

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