17 de enero, Buenos Aires ; 2021
Cinco días le llevó a Mila tomar la decisión y hablar con el tatuado.
Fueron días en los que no pudo dejar de pensar en todo lo que habían vívido juntos desde que eran unos niños, y se dió cuenta que no podía estar alejada de él ahora que todo se ponía feo.
Agarró su celular, su barbijo, llaves, y una botella de agua que ya era indispensable para soportar los calores que le producía salir de su casa. Una vez que tenía todo guardado en su mochila emprendió camino rumbo al departamento del morocho.
Una vez que estuvo frente a la puerta de color blanco, tomó aire tratando de juntar las fuerzas necesarias y tocó el timbre.
Segundos más tarde oyó como unas llaves se giraban del otro lado, señal de que Duki estaba en su casa.
Pero del otro lado de la puerta no se encontró con él.
- Hola, ¿necesitas algo? - preguntó Brenda con un tono de voz algo violento
Aguantó las ganas de rodar los ojos. No le caía para nada bien la novia del trapero pero debía hacer un esfuerzo.
- ¿Está Mauro? - replicó la adolescente - Necesito hablar con él, por favor
La otra joven asintió y se corrió un poco hacia un costado, dejando el espacio libre para que Mila ingresara al departamento. Una vez dentro, Brenda llamó con un grito a su pareja.
El chico bajó las escaleras mientras se restregaba los ojos. Traía puesto un pantalón deportivo negro, una remera Supreme color blanca y sus clásicas chancletas de Nike.
Cuando vió a la morocha parada en el living de su hogar no entendió nada, pensaba que aún seguía dormido y estaba soñando. Pero no. Era real, ella estaba ahí delante suyo.
- Mila, tanto tiempo - la saludó mirándola de arriba a abajo
La anterior nombrada directamente corrió a abrazarlo, sin siquiera decirle hola. Necesitaba sentir la paz que su ser le provocaba. Necesitaba estar bien con él.
Duki correspondió el gesto, pasando sus brazos por la cintura de ella mientras cerraba sus ojos. Quería inmortalizar ese momento en el cual los dos estaban juntos y el mundo a su alrededor se frenaba.
Brenda sintió que estaba de más allí, por lo que se encerró en la cocina y los dejó solos.
Ellos se sentaron en el sillón y se observaron por unos segundos, hasta que la menor decidió romper el silencio.
- Vine para decirte que yo también te amo - le confesó directamente - Cuando vos me lo dijiste en año nuevo no pude responderte porque llegó Emanuel, pero ahora necesito que lo sepas
El cara tatuada sonrió, aunque estaba algo sorprendido ya que no esperaba que eso sucediera.
- No te confundas, esto no es para que volvamos a estar juntos ni nada por el estilo sino que simplemente quería sacarme un peso de encima y aclarar mis sentimientos - continuó diciéndole
- ¿O sea que todo esto es para que sepa que vos también me tenes ganas? - respondió divertido el trapero
Trató de ponerle onda a la situación aunque lo que había dicho lo puso un poco triste, ya que en el fondo creía que tenía una oportunidad para que la chica dejara a Emanuel y eligiera estar con él.
Mila largó una risa al oírlo, mientras veía como su ex novio le clavaba la mirada en su boca.
- ¿Puedo darte un besito al menos? - interrogó en un leve susurro
Asintió, mirándole también los labios. Los dos se acercaron al otro y juntaron sus rostros. La tensión se notaba, las ganas también.
El beso fue corto pero intenso. Sus bocas se reencontraron después de meses de manera fogosa y necesitada. Posterior a eso, Mauro se acomodó mejor en el sillón y colocó su cabeza en las piernas de su compañera.
- ¿Te acordas cuando te acompañé a hacerte tu primer tatuaje? - indagó la chica a la vez que acariciaba el pelo del morocho que yacía sobre ella
Este asintió, mientras imágenes de ese día llegaban a su mente.
- Se me hizo un vicio, mira como estoy ahora - le respondió divertido, a lo que Mila rió
- ¿Y te acordas cuando ganaste el Quinto y fuimos a comer hamburguesas en modo de festejo? - volvió a preguntarle, y Lombardo asintió nuevamente
Eran recuerdos imborrables, todos y cada uno de ellos al lado de esa mujercita tan especial en su vida.
- ¿Y cuando estuvimos juntos por primera vez? ¿Te acordas de ese día? - cuestionó
- Mila, ¿por qué haces tantas preguntas? - le preguntó ahora él, levantándose de la posición en la que estaba - Obvio que me acuerdo de todo eso
La joven le acarició la mejilla suavemente y después le dejó un pequeño beso en la punta de su nariz. Iba a extrañar su piel suave, con olor a perfume mezclado con marihuana.
- Quiero que te acuerdes de mí siempre y que lo hagas de esta manera, con una sonrisa - soltó la morocha
Duki eliminó la poco distancia que existía entre ellos y la besó tiernamente, creando otra vez una conexión entre sus labios.
Pero en el medio de la acción el cantante pudo sentir como una lágrima se hacia presente entre sus bocas.
Ese beso le supo a despedida.
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Complemento | Duki
FanfictionFuiste la primera a la que amé ma', la primera que hizo que doliera