Dos

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Buenos Aires ; 2010

- De verdad te agradezco mucho por aceptar que se quede esta noche a dormir acá - le dijo Viviana a su amiga

Ambas se encontraban charlando en la puerta de la casa de Sandra, mientras que las dos niñas estaban adentro jugando.

- No hay ningún problema - contestó la otra - Los chicos se llevan re bien y con Cande, al tener poca diferencia de edad, se van a entretener jugando

Viviana se despidió de su hija y salió rumbo a su auto, el cuál había comprado un mes antes.

Sandra ingresó a su casa y empezó a preparar la cena de esa noche. El plato elegido era pizza de jamón y queso, una de las comidas preferidas de los chicos y además fácil y rápida de cocinar. Después de media hora la masa ya estaba en el horno y todo marchaba de maravilla.

El sonido de unas llaves interrumpió la voz de Luis Miguel que sonaba en la cocina, y un Mauro de catorce años apareció por la puerta.

- Que rico olor ma - le dijo mientras la abrazaba por la espalda - Hoy estas más hermosa que de costumbre

La mujer río y se dió vuelta para ver la cara de su hijo, que parecía un perrito mojado.

- Te conozco, ¿qué me vas a pedir? - preguntó

- ¿Pueden venir dos amigos a dormir hoy? - pidió el morocho

- Pero está Mila, justo hoy se queda en casa porque Viviana salía con un hombre a cenar - le contó su madre, para después añadir - Si no hacen ruido y no fuman ni toman pueden venir

Mauro se alegró y subió escaleras arriba para saludar a la pequeña invitada. No imaginaba que esa bebe que había arruinado su cumpleaños se convertiría en su amiga, a pesar de los seis años de diferencia que se llevaban.

Entró a la pieza de su hermana y las vió jugando a las muñecas. Compartió con ellas un rato hasta que sus amigos lo llamaron diciéndole que estaban afuera, por lo que tuvo que bajar a abrirles.

Las tres mujeres comieron en la cocina, mientras que los adolescentes se encerraron en la pieza del morocho y su madre tuvo que llevar la comida allí.

Ya entrada la noche, los tres chicos pusieron en la computadora de escritorio unas bases de rap y dejaron fluir su imaginación. Soltaban palabras y buscaban que rimen, que lo que decían tenga coherencia, que la melodía sonara bien. Ese era su pasatiempo, y sin duda, era lo que a Mauro más le gustaba.

El chico que estaba improvisando se frenó cuando se abrió la puerta de la habitación. Una nena con el pelo suelto y un vestido rosa con flores blancas se encontraba parada allí, mirando todo con intriga.

- Tu mamá dice si quieren helado - avisó Mila un poco tímida

- Ahora vamos milanesa - le respondió Mauro haciéndola enojar

Ese apodo se lo había puesto hace ya bastante tiempo y, por más que luchaba para que deje de decírselo, no lo lograba. A él le gustaba molestarla y que hiciera esos berrinches típicos de su edad. A los ocho años, ella no soportaba que nadie le dijera algo feo porque se ponía a llorar enseguida.

Cuando ella abandonó el lugar, sus dos amigos lo miraron algo confundidos.

- ¿Quién es? - le preguntó uno de ellos

- Mi mejor amiga, es hija de una compañera del trabajo de mamá que hoy se queda porque su mamá salía con un flaco - les explicó rápidamente

El otro de sus amigos se extrañó aún más. El morocho se había vuelto loco.

- ¿Tu mejor amiga? Es una nenita boludo - dijo

Mauro enseguida se enojó por ese comentario. Lo miró con su ceño fruncido, pensando en que a él eso no le importaba. Mila era la mejor del mundo.

- No tiene nada que ver eso - respondió - Dejá de decir estupideces y vamos que el postre se derrite

Los tres bajaron y se sentaron a la mesa, donde volvieron a ver a esa nena hablando con la hermana de su amigo. Ahora su boca estaba toda sucia con chocolate, y sus manos también tenían restos de helado derretido. De milagro su ropa no tenía ninguna mancha.

Sandra ya había ido a acostarse. Le había indicado a Candela que, después que terminaran, guardara lo que sobrara y que se durmieran temprano.

- Así que tu vieja está de niñera porque la mamá de ella se fue a coger - pronunció uno de los jóvenes

Mauro rápidamente lo asesinó con la mirada. Se había desubicado a otro nivel con ese comentario, y aún más con las dos chicas delante de ellos.

- ¿Qué es coger Mau? - preguntó esta vez una voz suave

El de pelo negro en ese momento se quizo matar.

Complemento | DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora