Tres

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Buenos Aires ; 2015

El timbre que avisaba que la jornada llegaba a su fin sonó por todo el pasillo. El día viernes adentro del colegio se había terminado.

Mila caminó acompañada de sus amigas hasta la salida. No era de las chicas más populares, pero contaba con un gran grupo de amistades y de conocidos. Aunque durante el primer año de secundario fue un poco tímida, ahora en el transcurso del segundo había tomado más confianza.

- Tu príncipe vino a buscarte - le comentó Brisa

Ella era su mejor amiga. La conocía desde jardín y era la única que sabía de su amor hacía Mauro, no podía ocultárselo ya que la conocía demasiado.

La morocha miró hacía la dirección que señalaba su amiga y, ciertamente, el chico estaba parado allí. Se encontraba apoyado contra un poste de luz y miraba su celular bastante entretenido.

- Nos vemos después - dijo dirigiéndose a su compañera mientras dejaba un beso en su mejilla

Caminó con la mochila en su hombro hasta estar frente a él y le arrebató el teléfono rápidamente. El pelinegro se asustó porque pensó que le estaban robando, pero cuándo alzó la mirada y se encontró con la chica cambió el temor por una sonrisa.

- La próxima vez pone más atención Lombardo - le advirtió ella

- Si me va a robar alguien tan linda como vos dejo que me saquen todo - respondió él con tono divertido

Mila suspiró. No sabia lo que provocaba en ella con tan sólo decirle un comentario así. Linda, corazón o beba eran palabras que Mauro soltaba todo el tiempo hacía ella pero en tono de amistad. Y se había tenido que acostumbrar a escucharlas únicamente así.

- ¿Por qué viniste a buscarme hoy? - cuestionó mientras se dirigían a su casa

Mientras armaba un cigarro, el chico le explicó que su madre se lo había pedido para que directamente fueran juntos a el almuerzo que había organizado Viviana.

Claro, la adolescente había olvidado por completo ese almuerzo. Ese día festejaban el aniversario de su mamá con Julio, su pareja.

- ¿Sabes qué? - habló Mila - La noche en que mi mamá se puso de novia te vi improvisar por primera vez

El mayor se enterneció porque ella recordara eso.

- Me acuerdo, así como también me acuerdo que me preguntaste que significaba coger - replicó él

La cara de la chica se puso totalmente roja, y sus nervios aparecieron al instante. Esa parte no la recordaba, pero sintió vergüenza por su niña de cinco años atrás.

- No me acordaba eso - habló bajito

Mauro la recorrió de arriba a abajo con su mirada y afirmó que ya no era una nena. Su cuerpo estaba empezando a cambiar así como también sus ideas. A los trece años ya se comienza a pensar en novios y a hablar de ese tipo de cosas, por lo que pensó que ya podía ser más directo con ella.

- Supongo que ahora si sabrás lo que es - le dijo

- Obvio - contestó y no hablaron más hasta llegar a la casa

Viviana les abrió la puerta feliz. Su hija notó lo mucho que había cambiado, y para mejor, desde que conoció a ese hombre. La relación que ambos tenían era hermosa y sana, basada en la confianza y en la compañía.

Como su relación con Mauro. La única diferencia era que ellos no se besaban ni mantenían relaciones sexuales.

Después de la comida aprovecharon el día soleado para meterse en la pileta. Mila subió a su habitación a cambiarse el uniforme del colegio por una bikini y algo cómodo, y una vez lista salió al patio y se sentó al lado del morocho.

Este notó que su amiga se estaba desarrollando, y no pudo evitar mirar su delantera.

- ¿Cómo van las competencias Duki? - cuestionó empezando la conversación - No me acostumbro todavía a decirte así

Él lanzó una risa y se acosto sobre las piernas de ella.

- Bien, aunque quiero ganar una para grabar un tema y salir del ambiente - respondió

- ¿Por qué? - volvió a cuestionarle

- Es muy tóxico todo - le explicó - Si no tiras abajo al que tenes enfrente no sos bueno, y a mí no me gusta eso

Mila le dió la razón y empezó a acariciarle el pelo. Le gustaban mucho estos momentos, le transmitían tranquilidad.

- Cuando cantes vas a ser el número uno - lo animó la adolescente

Fuera de todo lo que sentía por él, lo decía de verdad. Consideraba a su amigo como uno de los mejores, y si hacía uso de su talento sin duda iba a llegar muy alto.

El de pelo negro se sintió bien con esas palabras. Le gustaba que piense así de su arte, y también sabía que si se esforzaba lo iba a lograr.

- Vos vas a ser mi fanática número uno - declaró mirándola

- Eso ni lo dudes - sostuvo Mila - En cada cosa que hagas voy a estar ahí acompañándote, porque te quiero Mau

Candela los miraba desde adentro de la pileta. Se daba cuenta que a la chica le pasaban cosas con su hermano y, aunque este no la viera como nada más que como a una amiga, le gustaba que tuviera a alguien cuidando así de él.

Complemento | DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora