Treinta

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31 de diciembre, Buenos Aires ; 2020

El último día del año estaba siendo terriblemente caluroso.

Desde que Mila se levantó a la mañana, todo el día anduvo detrás de su madre a las corridas preparando las comidas y la decoración para la cena de esa noche.

Nuevamente, volvían a festejar fin de año las dos familias juntas. Los Lombardo y los Agunda. Pero ahora existía un nuevo invitado a la mesa: Emanuel.

- ¿Cuándo viene tu noviecito? - preguntó Viviana a su hija

Mila rió por el apodo que le había puesto su madre al rubio.

- A las nueve - respondió ella y miró el reloj que adornaba su muñeca - Y me voy a ir a bañar porque ya son las siete, no voy a llegar a cambiarme ni nada

La morocha dejó a su madre realizando los últimos preparativos y subió escaleras arriba al baño, donde se metió bajo la ducha y se quedó allí alrededor de media hora.

Después, salió del baño y se dirigió a su habitación.

Con la toalla enredada en su cuerpo, comenzó a ponerse crema en sus piernas mientras escuchaba el último álbum de Ysy A y tarareaba algunas canciones.

En un momento sintió como la puerta de entrada se abría y su madre intercambiaba algunas palabras con alguien. No le dió importancia, seguro su novio se había adelantado con el horario.

Una vez que terminó, cerró la crema y se dirigió a su ropero. Abrió el cajón donde guardaba la ropa interior y, mientras determinaba cual iba a ponerse esa noche, alguien la sorprendió apoyándose detrás de ella y susurrándole al oído.

- A mi me gusta el rojo - pronunció una voz ronca

Mila dió un saltito en el lugar a causa del susto y se dió vuelta, encontrándose con esos ojos color café que tanto le gustaban.

- ¿Qué haces acá? - le preguntó mientras luchaba por no bajar la mirada a sus labios - No podes entrar a mi cuarto sin avisar, y menos mirar mis conjuntos de ropa interior Mauro

El trapero se dió cuenta de lo nerviosa que se encontraba a causa de la poca distancia que existía entre ellos, y eso le agradó.

Todavía causaba todos esos sentimientos en ella.

- Que importa si miro tus bombachas y corpiños si yo ya te conozco hasta sin eso puesto - replicó él

La chica se agachó y logró escaparse del joven que la tenía acorralada.

Agarró la ropa que planeaba ponerse, junto a un conjunto cualquiera de ropa interior, y se encerró nuevamente en el baño.

Dios, que loca la volvía su ex aún.

Una vez cambiada, salió y volvió a encontrarse con Mauro pero esta vez estaba acostado sobre su cama y jugaba a un juego de Dragon Ball Z en su celular.

No le dió importancia y siguió preparándose. Con un lápiz, comenzó a delinear sus ojos. Después aplicó algo de sombra en sus párpados y, cuando estaba a punto de pintarse los labios, se volvió a sentir el ruido de la puerta.

- ¿Quién vino? - indagó Duki confundido - Si mis hermanos y mis viejos ya están acá, llegamos todos juntos

Mila lo miró a través del espejo y suspiró nerviosa.

- Emanuel cena con nosotros también, lo invitamos con mamá - le explicó

El morocho refunfuñó. No le caía para nada bien el novio de la adolescente, sentía que le estaba robando a su chiquita.

Ella, al verle la cara de enojado que tenía, dejó de maquillarse y se acercó a la cama. Se arrodilló y con su mano le acarició la mejilla izquierda.

- Ya lo hablamos gordo - dijo tranquilamente - Yo no tengo problemas con Brenda y vos no los tenes que tener con Emanuel

- Pero me molesta porque soy yo el que quiero estar con vos de esa manera - replicó él mientras agarraba la mano de la morocha y entrelazaba sus dedos

Sin duda era difícil luchar con sus sentimientos para ambos.

Pero la vida en sí es complicada, y no todo puede ser como uno quiere.

- No podemos estar juntos Mau - exclamó - Nos hacemos muy mal

Duki, al escucharla, negó susurrando y unió su frente con la de ella. Quedaron a centímetros, con sus narices rozando y sus ojos mirando los labios del otro.

- Te amo Mila - le confesó el cantante ahí tan cerca de besarla

La joven iba a responderle que ella también lo hacía.

Estaba a punto de hablar cuando una tercera persona ingresó al cuarto de la morocha y presenció la escena entre ambos.

- Ah bueno - soltó la voz varonil del rubio que ahora miraba como su novia y el tatuado estaban tan cerca

¿Qué pasaba allí?

Complemento | DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora