Rain

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El día comenzó con un destellante sol que podía cegar hasta a la persona con la mejor vista del mundo. Era sorprendente pues ya era pleno otoño en Corea por lo que aquel sol era señal de algún fenómeno sobrenatural, o algo así pensó Meiying.

La chica salió del apartamento –el cual compartía edificio con más miembros del staff, un alivio pues podía ver de vez en cuando a Seungkwan– y se dirigió al edificio de la empresa con una pequeña sonrisa por poder disfrutar de los rayos del sol dándole directamente en la cara. Salió un poco antes de casa porque necesitaba un pequeño paseo antes de entrar a trabajar. Ya no podía decir que el trabajo eran un infierno porque apenas veía a WayV, cosa que le entristeció un poco pero tampoco podía hacer nada para evitarlo. Al que había visto un par de veces era a Kun, pero no podían mantener una conversación demasiado larga porque Meiying estaba hasta arriba de encargos y Kun tenía que ir al estudio de grabación de vez en cuando para retocar sus líneas en algunas de las canciones del álbum.

Nunca pensó que diría esto pero extrañaba las travesuras de Yang y Ten, a pesar de que la dejaban todo el día con dolor de cabeza pero era inevitable no pensar en ellos cuando casi ni los veía.

Estaba a medio camino del edificio de la SM y por alguna extraña razón el sol empezó a desvanecerse, señal de que las nubes lo estaban tapando. Meiying alzó la vista y pudo apreciar el cielo tornándose oscuro de repente, donde se veían las nubes de color gris oscuro opacando todo el cielo azul y los rayos de sol que ya ni se apreciaban.

Sin darse cuenta, estuvo tiempo de más observando el cielo cuando empezaron a caer gotas incesantemente, logrando que le cayeran gotas a Meiying también. Emprendió de nuevo el paso hacia la empresa pero esta vez de forma más rápida, intentando esconderse bajo los balcones de los edificios y poniéndose el bolso encima de la cabeza, cosa que no duró demasiado porque se dio cuenta de que tenía documentos importantes dentro y podrían mojarse y echarse a perder.

Meiying acabó corriendo hacia su destino, y cuando llegó a este estuvo completamente empapada. Lo que le alivió fue que la mayoría de personas en el vestíbulo también estaban en sus mismas condiciones por lo que supo que al menos no fue la única que tuvo que correr de la lluvia. Llegó a la recepción donde se identificó como trabajadora de la empresa y cuando le dieron el acceso sin problemas, se adentró en uno de los pasillos para llegar a una de las miles de salas de estilismo. Tendría la corazonada de que los peluqueros tendrían toallas por lo que las guardarían en alguno de esos armarios tan grandes con productos para el cabello y muchas cosas más que tampoco tenía mucha idea de para qué servían. A Meiying le bastaba lavarse el pelo con agua y champú, tampoco tenía muchos problemas al lavarlo ya que su pelo era corto.

Para su suerte, no había nadie por ahí por lo que pudo investigar por su cuenta en toda la sala. Indagó por los armarios, encontrando muchísimos productos pero ni una mísera toalla. Miró por más estantes y armarios pero no encontraba lo que buscaba, preguntándose cómo es que no podía haber ni una sola toalla en una sala de esteticismo.

Estuvo a punto de ponerse a llorar por la frustración porque ya casi era la hora de que todo el mundo entrara a trabajar y ella estaba todavía empapada y al borde de coger un resfriado, pero por sorpresa, siente como su cabeza y sus ojos son tapados por lo que podía llegar a ser una toalla, o quizás un trapo pero esperaba que no fuera así.

Se sorprendió por aquello por lo que se sobresaltó y pegó un pequeño chillido que asustó también a la persona que tenía detrás. Quiso chillar por ayuda porque pensó que sería un ladrón o secuestrador que le iba a hacer algo malo, y como si el extraño le hubiera leído la mente, le tapó la boca a la chica para que no pudiera emitir ni un ruido. Meiying empezó a temblar de miedo por lo que cerró los ojos con la esperanza de que todo fuera a pasar rápido e indoloro.

—Shhh, si haces cualquier ruido será mucho peor para ti, y no queremos que pase nada malo, ¿cierto?

La voz sonaba seria pero a la vez un poco animada, como si se estuviera divirtiendo con toda esa situación.

Meiying empezó a rezarle a tres padres nuestros para salir viva de esa situación, y se supone que ella ni siquiera pertenece a ninguna religión.

La chica no se dio cuenta de que la mano en su boca había desaparecido y la persona extraña se había posicionado enfrente suya, mirándola extrañado pensando que aquello quizás había ido demasiado lejos. Meiying estaba con los ojos cerrados y las manos juntas, demasiado concentrada en sus pensamientos pidiéndole ayuda a alguna deidad para que todo estuviera bien.

—Oye, era todo una broma, ¿estas bien? —el chico se agachó un poco y agarró la toalla desde el borde para levantarla un poco y apreciar el rostro de la más baja, soltando una pequeña risita que hizo que Meiying saliera de su trance y abriera los ojos poco a poco. Levantó la mirada, encontrándose con los ojos de un chico que no conocía pero que supuso que era de la agencia.

El chico sonrió y ella se volvió a sobresaltar, alejándose un poco del extraño individuo que le gastó una broma tan pesada como esa.

—Tranquila, no te haré nada, no al menos algo que no quieras~

Un tono divertido de voz se apreciaba en aquel chico, pero ella no pudo decir ni una palabra porque estaba un poco shockeada por lo que había pasado. Le miró de arriba abajo, analizando la ropa que llevaba y observando su rostro con los ojos entrecerrados. El chico levantó la ceja en forma de confusión y giró un por la cabeza hacia el lado, preguntándose por qué la chica tenía ese semblante.

—Bueno, ya que tu no dirás nada, me tocará empezar a mí. —el más alto volvió a cambiar su semblante a uno más alegre, volviendo a mostrar una sonrisa que dejó un poco cegada a Meiying— Me llamo Nakamoto Yuta, único miembro japonés de NCT pero no por eso el menos talentoso. Un gusto conocerte, Meiying.

Meiying alzó las cejas en forma de sorpresa cuando el extraño pronunció su nombre. No se conocían de nada y él ya sabía quien era ella, ¿cómo de extraño podía llegar a ser eso?

—No se si debería preguntar cómo es que sabes mi nombre.

—Johnny me ha hablado un poco de ti, además eres la mánager de WayV, ¿no? Ahora mismo eres súper conocida en la agencia.

—Nunca pensé que ser manager significaría ser popular... —aquello lo dijo más para sus adentros, pero Yuta pudo escucharlo perfectamente— Gracias por la toalla, pero que sepas que no te voy a perdonar por esa bromita.

Meiying dio media vuelta y se dirigió a la puerta con un claro enfado en el rostro mientras se secaba el pelo con la toalla. Yuta solo la miró desde su sitio sin moverse con una pequeña sonrisa, esta vez analizandola él a ella.

—Nos vemos más tardes entonces.

El azote de la puerta fue el único sonido que se pudo escuchar después de aquella frase por parte del japonés, indicando que Meiying ya se había ido e hizo como si no hubiera escuchado nada.

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Buenooo, un mes sin actualizar jujujuju
Mi excusa hoy es que tengo clases, estoy con pocos ánimos últimamente y 0 ganas de escribir
Lo que me ha animado a escribir han sido los comentarios en otro fic así que ha sido una gran oportunidad para inspirarme
A todo esto, muchísimas gracias por el apoyo que estoy recibiendo tanto en este fanfic como en los otros, sois todos unos solecitos <3

Mánager | WayVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora