《《Capítulo 22》》

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El viaje estaba durando más de lo planeado, ya habían pasado más de diez días y aún se encontraban muy lejos del Clan Blair

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El viaje estaba durando más de lo planeado, ya habían pasado más de diez días y aún se encontraban muy lejos del Clan Blair. Duncan aún no quería escuchar a Drostan y a Creed hablar sobre Maisie y su hija. Además de pasar casi todo el tiempo junto a Iveth.

—El clan McLean no debe estar muy lejos — comentó Drostan. Duncan solo lo miró y asintió.

—Es el clan más cercano al que podemos acudir, y debemos lograr conseguir algunos caballos más y comer un poco — dijo Creed.

—Entonces andando — dijo Duncan adelantándose, dejando atrás a Drostan y a Creed.

—Entiendo que haya perdido recuerdos, pero el Duncan que conozco no se comportaría así conmigo, soy su mejor amigo — dijo Drostan algo dolido.

—Hay que ser más paciente con él, recuerda que también hemos perdido a Donell, Duncan y él eran muy unidos. 

—Lo sé, Donell era mi amigo también, y tuve que verlo morir.

Drostan respiró hondo tratando de olvidar las escenas de la muerte de Donell, el primo de Duncan. Había muerto en las manos de los ingleses cuando fueron capturados.

Horas más tarde llegaron al clan McLean, Duncan y Drostan hablaron con el Laird del clan mientras Creed supervisaba. Edmund, el Laird, los acogió gratamente al mismo instante en que Duncan se presentó. Les brindó comida, techo y prometió donarles algunos caballos para que continuaran el viaje.

En la noche el Laird hizo una pequeña celebración en nombre de Duncan, ya que él era muy adorado y reconocido en las tierras altas por ser uno de los principales líderes de la independencia.

—Los ingleses deben abandonar nuestro territorio cuanto antes — mencionó el Laird tomando de su copa de whisky.

—Dalo por sentado, los ingleses no permanecerán mucho tiempo en las tierras altas — respondió Duncan seriamente sin mencionar nada más, no recordaba los últimos acontecimientos, y era algo que lo tenía muy frustrado, él estaba seguro de que había tenido algún plan para terminar la maldita guerra.

—Escuché que se había casado, y que fue una magnífica celebración, sé que es un poco tarde para felicitarlo, pero comprenderá que nuestros clanes son muy distantes uno del otro — comentó Edmund sonriendo, pero Duncan no cambió su expresión —. Su esposa debe ser realmente hermosa para haber logrado ser tu mujer.

Esta vez Duncan sonrió irónicamente pensando en lo que su «esposa» hizo para cazarlo. Ya tenía ganas de conocer el rostro de esa mujer, otra vez.

—Me casé por temas políticos, necesitábamos más hombres para la guerra y el clan McAllen era igual de fuerte que el clan Blair, una combinación venía como anillo al dedo —explicó Duncan contando la mejor versión, no quería quedar como el idiota que se dejó engañar por una mujer.

El roce de tu piel (Highland I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora