《《Capítulo 27》》

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La noche aún era joven para terminarla, y lo más importante de la celebración no se había decretado

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La noche aún era joven para terminarla, y lo más importante de la celebración no se había decretado.

El capitán Brad Stone buscaba con la mirada a la pelirroja que lo traía loco por el momento, pero no la encontraba por ningún rincón del salón, ni el tarado que te tenía como esposo.

—¡Mierda! —maldijo al imaginar lo que pudieran estar haciendo los dos solos; sin embargo, no tenía derecho alguno a reclamar nada, él era su esposo, aunque lo jodía, y mucho, deseaba a la mujer y la quería para él.

—Excelencia— Brad le prestó atención al consejero de su padre, que los había acompañado para verificar cada detalle del acuerdo —, es hora de anunciar el tratado.

—Claro, ¿y puedo saber qué es lo que mi padre y el loco rey Roberto acordaron? — preguntó Brad.
—¿Y su padre no habló con usted?

—Te recuerdo, Richard, que mi padre y yo no somos muy comunicativos, si por mí fuera, le cedería mi lugar como futuro rey a mi hermano.

—Excelencia, sabe que las cosas no funcionan así —comentó Richard.

—Y yo más que nadie lo sé - dijo Brad con pesar —. A ver, sorpréndeme con la idea de mi padre.

—Creo que no será de su agrado excelencia — declaró el consejero mirando a Brad con algo de pena por la noticia que le daría.

—Acaba de hablar Richard, no juegues con mi paciencia.

—Pues... su padre acordó con el rey Roberto, un matrimonio para forjar la paz entre ambas naciones.

—Muy bien, ¿y quién sería el sacrificado noble que aceptó?

—Usted — respondió Richard y Brad rápidamente lo miró con el ceño fruncido.

—¿Qué?

—Su padre acordó que el futuro rey de Inglaterra se casaría con una de las hijas del rey Roberto — explicó el consejero—, lo bueno es que lo dejó a usted para que eligiera a la más perfecta para ser la futura reina de Inglaterra. El rey confía en su capacidad para elegir a la mujer que gobernará a su lado.

—¿Y piensas que eso me dará consuelo? — preguntó Brad cabreado.

¿Cómo se le ocurría a su padre comprometerlo sin antes preguntarle? Pero eso no tendría que ser una sorpresa, él más que nadie conocía los métodos de su padre, y no permitiría que ningún otro más que él gobernara en un futuro a Inglaterra, y ahora quería casarlo para inmovilizarlo en Londres.

—Muy buena jugada, padre — susurró él apretando los puños fuertemente —. ¿Y dónde están las hijas del rey?

—Aún no han llegado, no obstante le adelanto que el rey Roberto tiene tres hijas, yo le recomendaría a la menor, es más joven y puede dar herederos rápidamente.

—Yo elijo la que quiera, por lo menos en eso puedo elegir, ¿no?

—Por supuesto, excelencia, solo era una sugerencia.

-Puedes guardarte tus sugerencias para otra ocasión — dijo Brad, y era que el consejero de su padre no le agradaba mucho, todo lo que hacía o no, se lo comunicaba a su padre, más bien era un lengua larga que un consejero —. Si mi padre espera una novia perfecta, está muy equivocado, le daré de todo menos una mujer apta para ser la futura reina de Inglaterra.

El roce de tu piel (Highland I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora