《《Capítulo 10》》

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Maisie había olvidado como respirar

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Maisie había olvidado como respirar.

¿Casarse con Edzel? ¡Jamás!

Retomando su compostura, miró a todos a su alrededor, su padre la miraba sin emoción alguna, Valoree sonreía junto a su tía Moira, y Duncan, él la miraba sin sentimientos, como si no le importara que se fuera a casar con otro, pero, ¿por qué tendría que importarle a él cuando se casará con su hermana?

Un movimiento a su derecha hizo que dejara de mirarlos, cuando se percató de quien era volvió a tensar su cuerpo.

—Edzel… — susurró. El hombre se acercó lo suficientemente cerca hasta el punto que tuvo que elevar la cabeza para poder mirarlo, ciertamente era él. Tan alto como Duncan, melena oscura como la noche, ojos profundos y de un tono dorado claro, tenía algunas cicatrices en el rostro debido a las batallas, pero no le quitaban lo guapo y varonil que era.

Claro que podría casarse con él, era guapo y fuerte, pero lo odiaba, Edzel era un hombre demasiado superficial, bueno, todos los hombres de su vida, excepto Creed, lo eran, pero sabía que una vez casada con Edzel, viviría el doble de infierno al que estaba acostumbrada.  Edzel solo quería ser el futuro Laird del Clan McAllen, y como único podía lograrlo era casándose con Maisie.  Y también sabía que nunca llegarían a ser felices y mucho menos a entenderse, él le prohibiría miles de cosas y la obligaría a hacer lo que él quisiera.

¡Y eso no pasaría!

—Ya has oído a tu padre, en menos de dos semanas estaremos casados. Espero que estés lista para ser mía — dijo Edzel con voz ronca mirándola sin ningún tipo de pudor, y más frente a todos, pero estaba claro que a nadie le interesaba lo que pasara con ella a partir de ahora, es más, Edzel podría tomarla esa misma noche y nadie reclamaría su honor.

—Nunca estaré lista para ser de nadie — respondió en un susurro que únicamente pudo escuchar él —, y menos de una escoria como tú, que solo quiere el puesto de Laird, puedes bajarte de esa nube, Edzel, porque eso jamás sucederá.

Las palabras de Maisie lograron enfurecer al guerrero, notó como se contenía al estar frente a todos, porque si estuvieran solos, ya la habría tirado al suelo de una bofetada.

—Tenemos que ir corriendo para hacer los vestidos de novia — escuchó a Valoree y aprovechó para alejarse de Edzel —, quiero que el mío tenga una larga cola de encaje, las flores deben ser amarillas, como las dalias, lirios, narcisos y margaritas.

—Sabes que las dalias y los narcisos no pueden ser, Valoree — dijo Maisie.

—¿Por qué? Son las que más me gustan — reprochó Valoree.

—Soy alérgica a ellas, Valoree — dijo Maisie señalando lo obvio.

—Pero esas no pueden faltar, son mis favoritas. ¡Papá! — Maisie volteó los ojos.

—Maisie, esas son las favoritas de tu hermana — dijo su tía Moira —, debes, por lo menos, darle ese gusto el día de su boda. 

—Bien, hagan lo que quieran — dijo Maisie.

El roce de tu piel (Highland I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora