La noche había caído hacia no más de 2 horas y Seúl comenzaba a brillar imponentemente en tonos azules y dorados, con la multitud recorriendo sus avenidas principales tanto en coches como andando, antes de perderse en algún establecimiento de diversión pública o privada.
Todo desprendía un ambiente fiestero y relativamente pacífico, y no era para menos, después de todo, el fin de semana había llegado y consigo traía lo que tantos ansiaban y pocos llegaban a disfrutar.
Las fiestas y reuniones cargadas de diversión y anécdotas que contar el lunes próximo. Un exquisito momento que algunos podrían experimentar... Un gusto que, por lo visto, ni el peli-rosa ni sus amigos, podrían presumir tener.
- ¡¿Por qué no podemos ir?!
El grito sutilmente agudo, cargado de reproche y con tonos de enojo, se dejó escuchar en todo el complejo corporativo, mientras un chico de cabellera rosa pastel, golpeaba el escritorio negro frente a él, tal vez en un intento de intimidar al chico de cabellera negra que seguía pacíficamente sentado en la silla al otro lado del mueble, y quien tan solo se había limitado a mirarlo por encima de los papeles que analizaba desde varias horas atrás.
Sin embargo y si se pensaba bien, ¿en qué mundo, un chico de 1.74, con facciones tan finas y una personalidad clasificada como tierna y dulce, podría intimidar a un joven de 1.81, de cuerpo fornido y que prácticamente era visto por todos sus compañeros como el ser más frio y controlador de todo el mundo?.
-Porque no, Jimin. Hablamos de esto hace tres días, lo repetí esta mañana y te lo repito ahora. No irán solos a ningún lado
-Es tan injusto, Nam-joon – reprochó nuevamente el peli-rosa mientras un puchero se formaba en sus acojinados labios - No iríamos solos si ustedes se dignaran a acompañarnos... Al menos deberías dejar que Kookie venga y...
-Si no lo has notado, estamos trabajando. No podemos dejar todo botado para acompañarlos a una ridícula fiesta – sentenció el mayor a la par que se incorporaba y caminaba hasta el más pequeño – Ustedes han terminado sus pendientes, me alegro. Pero nosotros aún tenemos que encargarnos de varios asuntos más, por lo que no te puedo dejar a Jungkook. No en este momento
-Pero Nam...
-Además. Si yo no puedo pasar tiempo con Jin, es injusto que Jungkook lo pase contigo- murmuró el pelinegro al estar frente al menor, quien no pudo evitar abrir la boca en una clara señal de asombro, sin dar crédito a lo que estaba escuchando- Lo lamento, pollito. Pero es un no
Sintiendo como la indignación subía por su cuerpo, Jimin notó como la gran mano del mayor apretaba sutilmente su mejilla, tal vez en un vago e inútil intento para desvanecer el puchero que asaltaba los labios contrarios. Pero, ¿en qué mundo se supone que eso serviría cuando acababa de decir algo tan irracional e injusto como aquello?
¿En verdad? ¿Por simple venganza no podía estar con SU novio?
Sin embargo, antes de que un nuevo reproche abandonara los labios del menor, el fuerte sonido de la puerta caoba al ser abierta con brusquedad y la cual rebotó sin remedio en la pared gris, logró sacudir el cuerpo del peli-rosa en un temblor, el cual se intensificó ligeramente al ver al recién llegado, el cual... no parecía estar del mejor humor.
-¿Cuándo te dije que podías llamarlo así?
La voz cargada de enojo, seguida de un bajo pero audible gruñido, logró que Jimin centrase de mejor manera al chico de cabellera negra y ligeramente despeinada, mismo que comenzaba a caminar hacia ellos mientras aventaba su mochila de cuero a uno de los sillones cercanos.
-Debes de dejar de entrar así, Jungkook. Si rompes la puerta, tú la pagarás- advirtió Nam-joon, ignorando olímpicamente el reclamo de su compañero.
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🄱🅁🄾🄺🄴🄽 🅁🅄🄻🄴🅂 🄸🄸 Ⓛⓐ Ⓕⓘⓔⓢⓣⓐ
FanfictionHabían jurado tantas cosas tras tanto dolor, que lo único que esperaban a partir de aquello, era obtener libertad en su retorcido y escabroso mundo. Disfrutar y embriagarse en la continua fiesta de adrenalina que era su vida... pero nunca lograron p...