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Los rayos del sol se filtraban por las ventanas de la habitación, bañando esta con una agradable luz que obligó a un pequeño pelirrojo a despertar.
Parpadeó lentamente, acostumbrando sus ojos a la luz. Lo primero que enfocó fue a la persona que estaba frente a él, aún durmiendo.
Cabellos negros como la noche y levemente alborotados que caían con gracia en la almohada; junto a una piel pálida y delicada.
Parecía irreal; demasiado perfecto para existir.
Pero había algo que amaba por sobretodo: sus manos y ojos.
Sus manos eran considerablemente más grandes que las suyas, logrando cubrirlas con facilidad. Le fascinaba sentir como su pequeña mano era envuelta por la suya, brindándole calor y seguridad; así como cada vez que lo acariciaba y sentía la calidez tomando lugar en las zonas que su mano había tocado.
Disfrutaba sentirlas recorriendo su cuerpo cuando se entregaban al calor pasional; el como era capaz de mantenerlo quieto con estas sin dificultad alguna y dejar marcas en diversas zonas.
Simplemente le encantaban en demasía.
No perdía oportunidad de pasar sus dedos por estas, acariciándolas y delineando las resaltadas venas en estas, y repartiendo delicados besos de vez en cuando.
Sobretodo en el anillo que portaba en el dedo anular de la mano derecha; aquel que simbolizaba su relación. El color plata de este iba de maravilla con su tonalidad pálida.
Benditas las manos que en ese preciso momento hacían un poco de presión en su espalda baja, dejándole saber que la persona de sus sueños había despertado al fin; dejándole perderse ante sus profundos e hipnotizantes ojos azules.
Su mirada podía dejar sin aliento a cualquiera, y asustar a más de una persona, seguramente. Esta era penetrante e intensa, como su color.
Sin embargo, podía tener un brillo de adoración que era exclusivamente para su deleite. Podía saber cuánto lo amaba con solo ver las miradas que le dirigía, así como lo que le preocupaba o molestaba.
Eran sumamente expresivos, aún cuando no lo parecían. Pero eso era algo que solamente él conocía.
El pelirrojo sonrió con amor, siendo correspondido al instante.
Tenía un verdadero tesoro entre sus manos, y planeaba cuidarlo con su vida.
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