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Un suspiro preocupado salió de su boca al observar la torrencial tormenta que azotaba en la calle, acompañada de truenos y algunos relámpagos.
-Creo que es más que obvio que no podrás irte, Tanjiro.
El mencionado se alejó de la ventana, dirigiéndose hacia su pareja.
-Lo sé. Le he escrito a mi madre que me quedaré contigo por hoy y volveré mañana temprano a casa.
Una sonrisa se escapó del contrario al escucharlo decir eso.
-Sé que te hace feliz el que me quede; incluso pienso que invocaste este diluvio para impedirme salir de tu casa. -Soltó en un tono bromista.
-O puede que solo sea una coincidencia.
Lo era, y vaya que le había jugado a su favor.
Entre la agitada vida laboral de ambos - y lo poco restante de la universidad de Tanjiro - encontrar tiempo para estar juntos no era algo de lo que pudieran darse el gusto a diario.
Sus horarios variaban mucho: Los entrenamientos de Giyuu con sus alumnos podían extenderse a veces, así como la panadería de la familia de Tanjiro podía ser muy concurrida en ocasiones. Pero así como había días en los que sus horarios se extendían, había otros en los que eran reducidos y tranquilos. Como ese preciso día, por ejemplo.
Los entrenamientos no habían presentado dificultades, permitiendo que acabaran mucho más temprano. Y la panadería no había estado tan concurrida, por lo que su hermana había podido cubrir el turno por sí sola. Eso los llevó a poder pasar el resto de la tarde juntos en casa de Giyuu y disfrutar el tiempo disponible.
-Al menos podré dormir contigo. ¡Será como una pijamada!
-¿Pijamada?
Podía jurar que una luz emanaba del pelirrojo al estar tan emocionado con la idea.
-¡Piénsalo! Una pijamada con mi novio suena demasiado genial como para ser verdad.
-¿Y qué se supone que haremos? No tengo conocimiento en esa área.
-Déjame a mí. Podemos empezar por ver películas en el sofá y comer lo que tengas en la cocina.
-Hay mucho frío como para permanecer en el sofá.
-Es por eso que traeremos mantas. Y podrás abrazarme todo lo que quieras para mantener el calor.
Se lo había ganado con ese último detalle.
-De acuerdo. Iré a la habitación por las mantas, tú encárgate de la comida y la película.
Tanjiro soltó un chillido de la emoción, abrazando con fuerza al contrario y soltándolo unos segundos después para llevar a cabo sus tareas asignadas.
Sin dudas sería una noche inolvidable.
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