Capítulo 3

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C A P Í T U L O"3"

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C A P Í T U L O
"3"

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E V A N I A

«—Debes bajar en cinco minutos.—miré a Susan tratando de que me diera una explicación pero ella solo ignoró mi mirada y salió rápidamente de la habitación, que era la mía. Miré con confusión el lugar por donde ella se había ido, ¿Qué era lo que estaba ocurriendo?, con un poco de ayuda de las dos modistas me acomode frente al espejo, mi reflejo mostraba una nueva Evania, una que no conocía.

Desprendía una sensación de poder, me sentía poderosa pero sabía que todo eso me lo arrebatarían en menos de lo que pudiera imaginar. Eso era lo único que hacía mi madre, me arrebataba lo que consideraba mío y me dejaba sin nada, con las manos vacías y comenzaban de nuevo las amenazas, las torturas, los golpes... el maltrató que he estado sufriendo por años seguidos y que nadie ha denunciado. Estaba sola, eso lo tenía claro desde que todo había comenzado.

—Está usted hermosa, señorita Gallant.—miré a Anna, la modista que siempre contrataba mi madre cuando habían ocasiones especiales. Le sonreí mirando por el espejo, pero no era una sonrisa sincera, estaba lejos de serlo, en ese momento solo quería salir corriendo y no regresar jamás.

—Gracias Anna.—contesté educadamente girándome sobre mis talones, su ayudante terminó de acomodarme el vestido y finalmente me dejó libre.

Ambas supervisaron que mi atuendo estuviera perfecto tal como lo había exigido mi madre, suspire una última vez y salí de la habitación viendo cómo el pasillo estaba completamente vacío lo que me decía de antemano que había una reunión en la planta baja de la casa. Con nervios me acerqué a las escaleras y miré en dirección de la sala, habían muchas personas, bien vestidas, posturas perfectas y claro, cuentas bancarias desbordantes.

Rodé los ojos, siempre era lo mismo, las mismas fiestas superficiales que me tenían completamente harta y fastidiada, nunca había tenido una fiesta familiar sin que hubiera algo de por medio, algo detrás de aquel buen gesto. Siempre era así, en la familia Gallant no existía la palabra amor o familia, la última solo existía cuando era conveniente no para nada más.

—¿Estás lista?—me giré un poco para observar a mi hermano, vestido con traje, su cabello castaño casi pelirrojo perfectamente peinado, la postura recta y sus manos a cada uno de sus costados. Su mirada recorrió todo mi cuerpo, de arriba abajo enarcando una de sus cejas—, parece que si, ven, debemos bajar.

Esperaba que me extendiera una de sus manos para ayudarme a bajar pero no lo hizo, simplemente bajo él primero dejándome atrás. Con ayuda de la modista bajé las escaleras, varios me miraban otros no, yo solamente estaba buscando a mis padres con la mirada. Di con ellos, estaban rodeados de empresarios y reían felizmente, mi corazón se encogió, siempre anhelé que sonrieran así al verme pero soñar eso aveces me costaba mucho.

Secrets and LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora