«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "25"
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G A E L
—Entonces son amigos.—la afirmación de Greta me generó un malestar en el estómago, fingiendo no estar acompañado por ella y de mis otros dos hermanos decidí alejarme para ir en busca de algo con que entretenerme— ¿A dónde vas?—no me giré en cuanto escuché la pregunta provenir de ella.
Mis hombros se tensionaron cuando una de sus manos se posó sobre mi antebrazo derecho, una de sus uñas comenzó a acariciar con suavidad mi piel, al principio aquello no era molesto pero ahora no me generaba sentimientos agradables, tampoco me importó demostrarle mi rechazo cuando aparté bruscamente mi brazo de su toque.
Ella convirtió sus labios en un puchero, ni siquiera me fijé en el, solamente con la mirada recorrí el pasillo sin encontrar nada interesante en el.
—¿No deberías estar detrás de Galip?—mi pregunta salió de manera brusca de mi boca, su cercanía me era molesta y buscaba de todas las maneras demostrárselo pero parecía no entender la jodida indirecta que le mandaba.
Greta sonrió de lado y acercó su rostro aún más al mío, no me moleste en apartarlo, de cierta manera era divertido ver cómo trataba nuevamente de intentar mantenernos en la palma de su mano, era entretenido ver sus intentos cada vez más fallidos, el único que parecía a gusto con eso era... nadie.
—¿Estás celoso?—sonrío entretenida mientras paseaba sus ojos por todo mi rostro.
Me mantuve inexpresivo, tampoco tenía la necesidad de demostrar algo que no me era importante, solo quería mantenerla lo más lejos posible.
La miré a los ojos, en algún momento de mi vida me sentí atraído por sus ojos cafés claro, eran hipnotizantes pero ahora parecía que aquel efecto que alguna vez me hizo ya no estaba allí, mi mente me jugaba una mala pasada haciéndome recordar unos brillantes ojos azules que eran mucho más inexpresivos que los de Urko.
Impresionante a decir verdad.
Sonreí de lado cuando Greta volvió la mueca de felicidad en su rostro en una repleta de decepción, no había encontrado lo que quería, se estaba dando cuenta que todo lo que alguna vez tuvo ya no estaba, nada era lo mismo. Y nada iba a ser igual.
Totalmente divertido.
—No.—fue mi única respuesta.
Greta intentó acariciar mi rostro pero me aparté, no quería más su toque sobre mi piel, en esos momentos ella no era la persona con la que quería compañía, en mi campo de visión apareció Udo con Gadiel, hablaban entre ellos así que ignorando a la rubia enfrente mío me acerqué a ellos como forma de escape.
