«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "44"
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E V A N I A
—¿Entonces...?—Marc me miró con los ojos entrecerrados.
—Tenemos que seguir investigando.—solté.
Hace más de tres horas nos encontrábamos en la biblioteca de la universidad tratando de unir todos los puntos de todas las cosas que nos habían sucedido los últimos meses. Justo después de la fiesta en la mansión Turcotte tuvimos que regresar a la ciudad, ya habían transcurrido dos semanas desde aquello y desde entonces no había querido tener ningún encuentro con ninguno de ellos.
Era muy seguro que después de haber soltado el sí a aquella pregunta todo cambiara absolutamente para mí y eso lo tenía claro.
Incluso desde ahora todas las personas en la universidad habían comenzado a tratarme con más respeto y eso no me molestaba, sin embargo tampoco quería usar todo aquello a mi favor cómo se me diera la gana.
—¿Quién crees que sea la persona detrás de los mensajes?—me miró con intensidad.
Mandé la espalda hacia atrás y la junté contra el espaldar de la silla, miré hacia el techo y solté un suspiro. Mi cabeza estaba a poco de explotar, no tenía las suficientes pistas como para poder deducir la respuesta a aquella pregunta, todo seguía siendo muy confuso y eso me estaba abrumando.
—No lo sé aún...
Marc al igual que yo se encontraba estresado, la visita que nos había hecho Evan a nosotros nos había dejado un poco más estresados de la normal, según mi hermano alguien con mucho poder estaba detrás de nosotros y nos respiraba en la nuca, siguiendo cada uno de nuestros pasos y todo aquello nos hizo estresar más. Relamí mis labios y volví a mirar las hojas regadas sobre la mesa, teníamos escritos varios puntos y muchas deducciones que teníamos.
—Tenemos que adelantarnos a la persona que nos esté siguiendo, no podemos seguir con esta indecisión y esta espera, Evi—me miró y luego apartó la mirada para enfocarla en la puerta de la biblioteca—. Tenemos que comenzar a movernos.
Asentí con la cabeza estando de acuerdo con sus palabras, extendí mi mano y comencé a ordenar nuevamente todas las hojas y la guardé de manera ordenada en varias carpetas.
—No sabemos quién es esa persona... aún sin embargo eso no quiere decir que no vamos a saber quién es—comencé a decir ganándome su atención—, tenemos que ser más ágiles que todos y adelantarnos unos cuantos pasos.
