«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
C A P Í T U L O "39"
━━━━━━༺ꕥ༻━━━━━━
E V A N I A
A la mañana siguiente de mi fogosa noche con Galip desperté y ambos nos alistamos para el desayuno, para nadie fue una sorpresa ver nuestros chupetones que por más que le insistí en ocultar se negó, sus palabras textuales fueron estas «Que se joda el mundo entero pero esas marcas se quedan que para eso las hice, para ser apreciadas y así todos sabrán de que cierta señorita revoltosa tiene personas sobre ella, detrás de ella y obvio... dentro de ella».
Y sin más me dejó a mí en el baño mirándome las marcas, pensé que los demás hermanos se molestarían pero no fue así, se comportaron de manera normal, e incluso después de desayunar me di mi primer beso con Udo.
«—Yo lavaré la losa.—me coloqué de pie.
Comencé a acomodar los platos en un solo grupo y los agarré, caminé hasta la cocina y lo dejé sobre el mesón.
—Yo te ayudo.—se ofreció Udo.
Asentí con una sonrisa.
—Gracias.
Abrí el grifo y comencé a limpiar los platos, yo se los pasaba y él los secaba, no se en qué punto nuestras manos comenzaron a tocarse aún más, tener roces que dejaban ver nuestras intenciones.
—Veo que al parecer disfrutaste de tu noche con Galip—señaló con su dedo índice todas las marcas que tenía en el cuello de manera visible, no traté de ocultarme o ocultarlas de cierta manera las llevaba de manera orgullosa sobre mi piel—. Pensé que no caerías tan fácil ante sus encantos.
Negué con la cabeza.
—Yo no caí a los suyos, él cayó a los míos.
Me sonrió divertido y continuó con su trabajo de secar la losa que yo le entregaba, miré hacia el patio gracias a la ventana que había enfrente. El resto de ellos y Marc estaban en la piscina, algunos tenían cervezas en sus manos y estaban en traje de baño.
—¿Iras a la piscina?—me señaló el sitio donde estaban ellos, negué con la cabeza.
No quería ir a la piscina, en realidad quería ir y leer un libro a alguna parte lejana del patio donde nadie me interrumpiera.
—No, quiero leer un libro y estar en silencio.—admití.
Cerré el grifo y sacudí mis manos, me acercó un trapo con el cual las seque y dejé todo en orden, Udo me miró con atención, yo sin mirarlo salí de la cocina y comencé a subir las escaleras en dirección de mi habitación.
