«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "58" ━━━━━━༺ꕥ༻━━━━━━
E V A N I A
Ninguno se movió. Nadie hizo nada. Simplemente los seis me miraron al mismo tiempo, de arriba abajo.
Mi cuerpo reaccionó como los viejos tiempos así que de manera disimulada tuve que apretar las piernas y sin pensármelo me resguardé contra Everett.
Esa acción no pasó desapercibida por ellos.
—Así que... más mentiras.—Udo susurró lo último pero aún así todos los escucharon, incluyéndome.
Auch.
Aparté la mirada y la concentré en otra cosa que no fueran ellos pero me era inevitable. No podía evitar mirarlos. Eran como magnéticos para mis ojos y me era molesto, era hora de dejar ir las cosas.
—Disfruten la maldita fiesta.—fue lo único que dijo Galip entre dientes mientras se alejaba a zancadas de nosotros.
No sabía cómo sentirme.
¿Nerviosa?, ¿Incómoda?... no lo sabía.
Después de que el mayor de los Turcotte se alejara los demás lo hicieron segundos después.
Tomé un respiro y me senté de manera brusca contra la silla, Everett apretó mi mano y me regaló una sonrisa, miré de reojo mi alrededor y me los encontré a ellos seis mirando en mi dirección.
—Estás jodida.—Everett me sonrió.
Traté de hacerme pequeña en mi silla pero era imposible, así que simplemente me conformé con hablar durante una hora con mis hermanos ya que Marc simplemente se alejó después de unos minutos de lo ocurrido con los Turcotte.
Me sentía nerviosa sabiendo que ellos apenas estaban a metros de mí.
Estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no prestarles atención.
Era consciente de que estaban en el mismo lugar donde estaba yo, y bueno, eso no hacía más que aumentar mis nervios y que mi corazón latiera con más fuerza y rapidez en mi pecho.
—¿Ya estás mejor?—Evan me miró con preocupación.
Apreté mis labios y traté de sonreírle pero bueno, no fue posible, solo salió una mueca que lo hizo mirarme con más preocupación.
—Supongo...—ni siquiera estaba segura de lo que decía.
—Mira, velé el lado bueno, aún no te has desmayado lo que es una gran avance.—interrumpió Everett.
