«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "41"
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E V A N I A
Hay momentos en la vida en la que temes por la reacción de las demás personas en cuanto a situaciones que te involucren a ti. Ese es mi caso en este momento, me siento abrumada al no poder descifrar el significado de las miradas que me dan esos dos en este momento.
Gael se encuentra con su mandíbula apretada y Urko a quien jamás había visto enojado o interesado en algo ahora mismo se encuentra con la expresión más intimidante jamás vista, las manos de ambos están hechas puños y siento que he cometido algún error con el único fin de morir.
Marc por su lado soltó de golpe mi cintura dejando cada uno de sus brazos a cada uno de sus costados, tragué saliva cuando fue Urko quien ingresó en la habitación a paso intimidante.
Quise ocultarme sin embargo era algo que era imposible de hacer realidad, preferí mantenerme en mi sitio sin embargo no duré mucho en esa posición, no cuando el menor de los Turcotte me agarró con fuerza de la cintura alzándome en el aire, alejándome del regazo de Marc y de mi habitación, a zancadas me sacó de allí, no pude escuchar las pocas palabras que Gael le había soltado a Marc, simplemente me vi a mí misma ingresando en una habitación que jamás antes había visto.
Urko me dejó de manera suave sobre la cama sin embargo eso no le quitó al hecho de que reboté en ella, los miré con asombro.
«Joder, ¿Qué iba a pasar conmigo?», preferí guardar silencio y esperar a que alguno de ellos dijera algo.
—No podemos darte todo el espacio que quieres Evania—comenzó Gael, me miró con enojo—, y estoy mas que seguro que ni mis hermanos y yo queremos seguir esperando a que tú hagas algún movimiento así que nos tocó a nosotros hacerlo.
Fruncí mi ceño. Sus palabras eran muy confusas.
—No entiendo...—murmuré mirándolo.
Gael se acercó a mi agarró en un puño suave todo mi cabello, mando mi cabeza hacia atrás y acercó la suya a la mía. Mordí mi lengua para de ese modo no soltar algo de lo que después me arrepintiera.
—No más tiempo y espacio Evania—dijo con su rostro aún más cerca del mío—. Ya estamos hartos, fue suficiente, hiciste lo que quisiste pero no más.
—No he hecho nada.—traté de defenderme.
—Ese es el jodido problema—refutó Gael—, queremos que hagas algo. Que te muevas alrededor nuestro con normalidad y comodidad pero parece que cada vez que estás cerca no haces más que estar tensa e incómoda, y joder... eso me molesta, la idea es que te sientas cómoda con todo lo que está ocurriendo y así entre nosotros comenzar a formar lo que queremos que se forme.
