09- Steve Rogers/Jhonny Storm

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¡Hola a todos! Les dije que la siguiente actualización sería de la historia de Maggy y Bucky, pero no he tenido tiempo de terminarlo. Tenía este OS guardado por ahí, así que lo usaré de comodín. Es un poquito lento y largo. No tendrá continuación, espero que les guste.

 No tendrá continuación, espero que les guste

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GABY

Recuerdo el día en que conocí a Jhonny Storm, como el más vergonzoso de mi vida.

Era una mañana de verano. El complejo de Los Vengadores estaba casi vacío, había varias personas de vacaciones y mi consultorio, en el piso dos, estaba ocupado por nadie más que por mí.

Como enfermera en jefe, estaba haciendo inventario cuando alguien tocó la puerta, y después de escuchar mi afirmativa, esta se abrió revelando a Steve.

El precioso, tierno y caballeroso Steve Rogers.

—Hola, Gaby.

Se acercó y besó mi mejilla en un saludo ya habitual, pero igual de emocionante que la primera vez. Su aroma varonil me invadió y me dejó flotando en una nube. Su bella sonrisa no ayudó, y tuve que cachetearme mentalmente para reaccionar.

—Hola, Steve. ¿Cómo estás hoy?

Él se encogió de hombros, pero no dejó de sonreírme.

—Un poco aburrido. Hace semanas que no hay nada que hacer. Me siento un poco... inútil.

Se afirmó en la camilla y me observó con esa mirada azulada tan intensa, tan bonita, que parecía expresar un montón de cosas pero que yo nunca sabía descifrar.

—Si tú te sientes inútil, imagina cómo me siento yo —respondí—. Una simple enfermera rodeada de los mejores doctores y científicos que Tony puede conseguir. Cada día creo más que él sólo me contrató porque conoció a mi padre.

—¿Qué? No puedes estar hablando en serio —dijo Steve con un tono un poco enojado. Incluso se acercó al escritorio y afirmó ambas manos en él para luego hablar con una profundidad que me descolocó—. Tú eres esencial en el edificio, y sin tus atenciones, varios habríamos muerto. ¿Quién es la que se ensucia las manos cada vez que llegamos heridos? ¿Quién se preocupa de nuestras curaciones y nos sigue de un lado a otro obligándonos a cumplir con los cuidados? 

—Yo sólo... hago mi trabajo —murmuré, atónita y conmovida con sus palabras.

—No. Haces más que eso. Eres tan humana, tan respetuosa y esforzada. La primera en llegar, la última en irte. Mira este lugar, es el consultorio más acogedor que existe. ¿Sabes cuántas veces me has curado las heridas sobre aquella camilla? Me aterran las agujas y todas esas cosas, pero tú haces que todo sea más fácil. 

Sonreí, sintiendo mis mejillas calentarse.

Steve me valoraba. Todas las mañanas pasaba a saludarme y me cohibía con su mirada. Y cada día me convencía más y más de que lo que yo sentía por él era recíproco. 

Steve Rogers / Bucky Barnes ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora