04.3- Steve Rogers - FINAL

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CAPÍTULO FINAL

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Corro.

Corro tan rápido como mis músculos lo permiten.

Me detengo frente al lago, sintiendo que no puedo respirar. 

Esto es... no está bien. Nat no puede... estar muerta.

No ella.

Y lloro.

Hace un minuto nos abrazamos, ella me sonrió y dijo que comeríamos pizza.

Se suponía que volvería.

Se suponía que todos volverían.


.


No sé si ha pasado una hora, media o tan sólo un par de minutos cuando escucho pasos acercándose. 

Es Steve, que se sienta a mi lado y me abraza.

Y me derrumbo nuevamente contra su pecho, soltando la pena que siento.

Su cuerpo se sacude suavemente, y cuando me volteo a mirarlo, veo que está llorando. Y de pronto... me siento un poquito más fuerte que antes. Lo abrazo, acaricio su cabello y ahora es él quien se refugia en mí.

—Ella conocía el riesgo —susurro—. Estoy segura de que fue valiente y luchó hasta el final. Tenemos que quedarnos con eso, Steve. No podemos olvidar todo lo que ella hizo.

—Lo sé —jadea, y cuando se endereza limpio sus lágrimas.

—Steve, tengo que decirte algo. Sé que no es el momento, pero... lo siento. No debí reaccionar así cuando me enseñaste la brújula.

—No... No, Laurel. Fui yo quien no debió hacer eso. No fue justo... ni sincero.

—¿A qué te refieres? —pregunto, mi corazón acelerándose poco a poco.

Entonces él saca de su bolsillo un pequeño trozo de papel, y cuando me lo enseña veo que es mi foto, la que hace tan sólo minutos me enseñó dentro de la brújula.

—Dejé la brújula en el pasado. Ya no tenía caso seguir llevándola. Sé que no he sido lo mejor para tí, que hasta ahora mis sentimientos te han confundido y no lo mereces. Pero quiero pedirte una última oportunidad, Laurel. Una para estar contigo para siempre, hasta que seamos viejitos. No quiero volver al pasado, sino vivir un futuro contigo.

Esperé años por esas palabras.

Esperé años por esa seguridad en su voz, esa convicción de que me quiere a mí y a nadie más.

Hoy, a la orilla del lago y con el corazón roto por nuestra amiga, Steve toma su decisión final.

Lo abrazo con fuerza, y él deja un tierno beso en mi hombro.

—¿Ese es un sí? ¿También quieres esto? —pregunta, y por un momento estoy a punto de cachetearlo.

—Ha sido un sí desde que nos conocimos, Steve.

Él me besa.

Y sé que, donde sea que esté, Natasha está feliz por nosotros.


.


Minutos después, se nos unen Bruce, Thor, Tony y Clint. Nos quedamos en silencio mirando el lago, Steve no suelta mi mano, puedo sentir la mirada de Tony en nosotros.

Steve Rogers / Bucky Barnes ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora