One shots y mini series de dos de mis personajes favoritos de Marvel, con diferentes temáticas.
Nota: Las diferentes protagonistas dentro de este libro, tienen nombres específicos. No utilizo "(T/N)" ni "_____".
Portada provisoria.
Todos los derecho...
—Profesora, no entiendo la pregunta cinco —dice uno de mis alumnos, recordándome que estoy en un salón de clases y no en el confortable sofá de mi sala donde podría pensar mejor en las locuras que cometo.
Luego de explicar la pregunta para todo el curso y de asegurarme que todos mis alumnos están contestando, vuelvo a enfocar la vista en la pantalla de mi teléfono, específicamente en la app de citas que acabo de instalar.
¿Tan desesperada estoy?
Pues... no, sólo tengo curiosidad.
Además, creo que ya es tiempo de conocer a alguien y dejar mi inseguridad atrás, de seguir avanzando a pesar de que mi última experiencia con un hombre aún me duele.
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Dos meses después...
Como buena tarde de viernes, el centro comercial se encuentra lleno de gente, y a medida que me abro camino entre la multitud me pregunto si fue buena idea acordar una cita en un lugar tan concurrido.
Demonios, esta es mi primera cita luego de dos años y no recuerdo la última vez que estuve tan nerviosa. Y todo gracias a Tinder.
—¿Emily?
Me volteo al escuchar mi nombre, encontrándome con un hombre alto, de cabello rubio y hermosos ojos de un toque azulado.
Es él. Es Steve.
A simple vista se nota lo fuerte que es -definitivamente no edita sus fotos-, y soy consciente de los segundos que paso mirando como boba la forma en la que su camisa cubre y rodea los músculos de sus brazos.
Pero qué brazos. ¿Cómo se sentirá ser sostenida por ellos?
—Hola, Steve... —no sé cómo saludarlo, así que tiendo mi mano para estrechar la suya, pero él la toma y la lleva a sus labios, sorprendiéndome.
Guau. Además de guapo, es un verdadero caballero, justo como lo ha demostrado a través de nuestras conversaciones.
—Me alegra que al fin nos veamos en persona. Hablar contigo es increíble, Emily, pero verte es aún mejor.
Sonrío enternecida y sonrojada; le agradezco por sus palabras y luego avanzamos hasta el cine. Steve compra las entradas y yo las palomitas, y esperamos unos minutos hasta que es hora de entrar a ver la película.
—Te encuentro cara conocida, pero aún no puedo recordar dónde te he visto —confieso.
Él sonríe con lo que me parece un poco de arrogancia, aunque el aire tierno y respetuoso que lo rodea no desaparece.
