El frío se sentía fuertemente, algo poco común para esas fechas.
La ciudad seguía su ritmo habitual, con bulla,aveces silencio o una extraña combinación de ambas. Las personas hacían su vida, y todo era así, tan cotidiano tan igual.
Para esas fechas había un incremento en las ventas de artefactos de calefacción, de café o panaderías.
Ken caminaba despacio por las calles, con un sentimiento de melancolía presente e hiriente. Tenía puesta ropa para el frío, algo grande. Dirigía su presencia hacia la casa de un viejo amigo, tal vez su alma gemela. Hace un par de años que había cortado comunicación con él por su familia, su vida se enfocó en su esposa e hija. Pero aunque fue feliz junto a esa mujer que tanto amo en algún momento, nunca pudo dejar de pensar en su amor de niñez.
Algo muy confuso para si mismo, ya que fue el mismo quien dejó a ese amor para estar con aquella chica , con la que formó una familia.
Aveces se ponía a pensar en que hubiera pasado si..., pero solo era una forma más de tortura, imaginarse escenarios tan felices cuando solo son imaginarios.
No podía decir que nunca quiso a Emma, no, la quiso un montón, fue la mujer de su vida por varios años, compartió una buena parte de su vida con ella, ella le dio una familia y un hogar al cual llegar para ser feliz. Emma fue un ángel con su pecadora alma, aunque esos años estuvo feliz llegó un día en que no pudo más y confesó la verdad. Le confesó a Emma que su corazón aún no podía olvidar a su amor de niñez y le pidió perdón por todo,por haberla retenido tanto tiempo a su lado sin lograr amarla como ella lo hacía. La menor de los Sano lloró pero no de rabia, sino por tristeza.
Emma amo a Ryūguji, pero sabia que no era la dueña de su corazón. Y aunque lo supiese le alegraba haber formado una familia, y que aquel hombre que ama le haya tenido la suficiente confianza de decirle todo.
Unos meses después de esa conversación ambos se divorciaron, terminaron en buenos terminos y el pequeño fruto de ese matrimonio tendría a papá y mamá siempre a su lado, porque ellos se habían divorciado, no su hija.
Ken nunca se va arrepentir de tener a su hija, porque la ama, de lo que siempre se va arrepentir será de ser un cobarde.
Ryūguji observó la casa que estaba al cruzar la calle, una casa tradicional ni tan grande ni tan pequeña en una zona promedio, con un pequeño jardín y flores sobresaliendo.
Dudó.
Dudó en cruzar la calle, pero lo hizo.
Dudó en tocar el timbre, pero lo hizo.
Pero no Dudó más al ver al dueño de sus deseos acercarse a la puerta.
Mitsuya al abrir la puerta se sorprendió al ver a Ken ahí, frente a él con una sonrisa ladina y con esos ojos tan hermosos observándolo como si hubiera encontrado el mayor tesoro.
-Buenas tardes, Mitsuya, ¿Puedo pasar?-Preguntó Draken.
Takashi asintió y abrió paso para que el contrario entrase a su casa, cerró la puerta una vez el más alto se encontraba cerca a la puerta de la casa.
Su corazón latía rápidamente al verlo ahí, sus ilusiones de adolescente surgían a flote y estaba odiando eso. Ya no era un adolescente hormonal enamorado de su mejor amigo, pero Ken le hacia sentir de esa manera tan patética.
Ken estaba nervioso, no tenía un plan, simplemente se había dejado llevar de sus impulsos. Mitsuya estaba ahí, junto a él , cerca de él, se veía tan hermoso como cuando se alejaron. Su corazón seguía cautivado.
Ambos adultos se sentían como adolescentes con su primer amor, ambos nerviosos de hablar y comenzar una conversación.
Por Dios, ambos tenían casi 40 años y no podían calmar sus emociones, había tanto de que hablar pero al mismo tiempo no.
-¿Qué hiciste estos años? ¿Cómo vas con Hakkai?- Preguntó Draken por fin tratando de sacar conversación.
-Estos años me dediqué a mi carrera como modista.- Comentó.- Hakkai y yo...nos divorciamos hace 2 años.
Mierda, Ken maldecía su bocota.
-Oh...Lo siento, no lo sabía.
-No te preocupes, Más bien me alegra que nos hayamos divorciado, Hakkai merece ser feliz con alguien que realmente lo ame. Yo no soy esa persona. -Mitsuya sonrió.
Draken asintió.
-Yo también me divorcie, hace 1 año ya, Emma y yo compartimos la custodia de nuestra hija, terminamos bien. -Ken comentó.
-Es mejor terminar bien que peleándose a cada rato.
-Sí...
Ambos adultos volvieron a callarse, no sabían que decir. Aunque por dentro estaban felices de estar libres...
-Hace varios años, cuando era niño, conocí a una persona que se había hecho el mismo tatuaje que yo pero del otro lado de la cabeza. Y lo segundo que dije al verlo bien fue "Wow, que lindo es" -Draken sonreía mientras hablaba.
-¿Quién era esa persona?- Preguntó Mitsuya sonriendo, sabiendo la respuesta.
-Mmm déjame recordar...ah, sí...Takashi Mitsuya, unas de las personas más increíbles que conocí y ame.
-¿Amaste? ¿Ya no lo amas? -Mitsuya observó a Ken esperando una respuesta.
Ryūguji también miro al contrario.
-Por supuesto que lo amo, pero no sé si él sienta lo mismo...
-Creo que él siente lo mismo, que te ama desde que eran unos mocosos que jugaban a ser grandes.
-Eso me llena de felicidad...
Ambos sonrieron y se abrazaron con fuerza, se sentían tan bien en los brazos del otro.
Sus miradas conectaron y se envolvieron en un beso suave, lleno de sentimiento.
La vida no permitió que fueran felices cuando eran más jóvenes pero ahora de adultos podrán disfrutar de su amor sin pena.
Para el amor no hay tiempo.
Draken y Mitsuya son prueba de ello, ahora pueden amarse hasta el fin de sus días.
Porque son almas gemelas, son confidentes y son únicos.

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Dulce Amor [DrakeMitsu]
FanfictionPequeños Draables, Oneshot o Headcanons sobre esta pareja. ⚠️Si no te gusta esta pareja por favor retírate, así evitaremos problemas. ●Pequeña mención al ship MikeTake