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Siempre fue, con el pasar de los años, Alfa y Omega, Beta y Beta. Esa fue la costumbre de vida de todo las distintas sociedades, esa fue la ley de orden con la que muchos fueron criados y habían puesto en práctica.

El amor entre un Omega y Alfa era la cosa más hermosa que se podría ver, como ambos cuerpos se unían a través del lazo y compartían viva, cuerpo y alma. Siendo uno mismo después de aquel gran paso. Y el amor entre Betas era considerado el más liberal, siendo que ellos no podían unir sus vidas con un lazo pero igual de hermoso.

Mitsuya siendo hijo de padres conservadores seguía las políticas sociales, aunque aveces se surraba en algunas. Takashi era un Omega hermoso, su cuerpo el estereotipo medio de uno de su casta, cuerpo delgado y con curvas, piel suave y un aroma exquisito, en este caso a Lavanda suave. Sabía que debía casarse con un Alfa para sellar su vida.

Tal vez ese fue el problema para Draken, que era un Beta, al no ser un Alfa no  tenia la más mínima posibilidad con su amigo de infancia, sabía que Mitsuya era muy liberal, siendo lo único conservista de él era que creía que la relaciones debían ser A-O ó B-B.

Que Takashi pensara eso deprimia mucho a Ken, que no podía gritarle que lo amaba, que deseaba compartir vida con él aunque no pudieran unirse en algo tan sagrado como el lazo, simplemente quería poder abrazarlo,mimarlo y darle todo su amor. Quería vivir esas experiencias con Mitsuya pero no podía, no podía...¿no?.

Al término de una de las reuniones de la ToMan, Ken invitó a Mitsuya a una cita, siendo aceptada por el omega que se veía feliz de pasar tiempo con el Beta.

Desde ahí,ambos comenzaron a salir más, iban a cenar aveces desayunar por ahí, caminaban por la ciudad charlando por horas y horas hasta que era hora de volver a casa. Ken se sentía extrañamente feliz por los recientes sucesos, como su relación con Mitsuya tuve ese avance tan hermoso, sentía y tenía la esperanza que Mitsuya también empezará a sentirse atraído por él. Que un día de estos le diera señales de que le gustaba, seria la persona más feliz.

Su amor tendría oportunidad de ser correspondido.

Una de esas tantas salidas terminaron en un parque abrazados bajo un árbol de cerezo. Ambos disfrutaban el silencio  del momento mientras observaban como la ciudad se iba apagando conforme avanzaba la hora. Comenzaron una conversación simple por unos minutos.

-¿Sabes? Eres muy Lindo Mitsuya. -Dijo Draken acariciando los cabellos lilas de su amado.

Mitsuya sonrió levemente sonrojado, le gustaba los halagos de Ken que lo agarraban desprevenido.

-Tú también eres lindo...-Habló Takashi observando cada facción del rostro de Ryūguji.

Haciendo que Draken se sonrojara también.

El silencio volvió a reinar entre los dos, pero no era incómodo,  era hermosamente cómodo, como si con solo mirarse se dijeran todo.

Ken veía el rostro de su amado ser iluminado por la luz de la luna, que pasaba entre las flores y hojas del árbol. Como esos ojos lilas brilaban bellamente, como cada mechon de pelo se movía suavemente por el aire. Se sentía en el cielo. Guardaría aquel recuerdo por siempre y para siempre, del ser que más ama.

Poco a poco la cercanía aumentaba, sus corazones latian con fervor, y las mejillas de ambos se encontraban rojas.

Rozaron suavemente sus labios.

-¡¡Ken-chin!!

-¡Mitsuya-san!

Los mencionados por la impresión se alejaron rápidamente casi cayéndose de espaldas por al brusquedad al separarse. Takashi se levantó del suelo agarrando su bolso del colegio, vio a Mikey y Takemichi a unos metros de ellos esperándolos. Ken se levantó del suelo también,  limpiándose su ropa, si las miradas mataran Mikey estuviera muerto, muertisimo.

Dulce Amor [DrakeMitsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora