Narra Mildred
Finalmente habían terminado las clases por hoy, me encontraba en mi habitación intentando encontrar inspiración para dibujar. Aun así no encontraba nada.
Mientras el fino lápiz delineaba lentamente sobre la hojas empecé a pensar en Ethel y en la forma en que actúa. En un principio quise comprenderla y ayudarla pero me parecía imposible ayudar a alguien como Ethel, todavía no entiendo su actitud pedante y sinceramente tampoco quiero.
Fuera de todo eso, me ha parecido curioso que Ethel no me ha molestado estos días desde la pelea que tuvimos en el Salón de pociones. Aunque eso solo puede significar que planea algo más grande para molestarme o intentar sacarme de Cakle junto a mamá.
Mientras pensaba en ella, moví de forma descuidada mi brazo y la tinta a mi lado se regó por toda la mesa haciendo un desastre, me levanté inmediatamente antes de que la tinta cayera en mi uniforme. Intenté el hechizo de limpieza pero solo empeoró la situación, duplicando la tinta que se regaba. Supuse que debería hacerlo de la forma no magica.
Salí de la habitación y bajé las escaleras en busca del cuarto de limpieza, caminé por los casi vacíos pasillos hasta llegar al cuarto de limpieza. Entré en busca de un trapo, mientras buscaba entre las escobas viejas que no necesariamente se usaban para limpiar.
Mientras me llenaba de polvo, escuché un ruido proveniente de la puerta principal. Por un momento creí que sería algún profesor o la señorita Hadbroom que iba a hacer su visita vespertina a la señorita Pentangle. Pero por reojo alcancé a ver un listón morado.
Sabia que no era bueno espiar a las personas pero sentí mucha curiosidad, así que miré por la puerta que se encontraba semi-abierta. Pude ver a Ethel con su escoba en la mano y mirando a todos lados de forma sutil pero aún así sospechosa. Se aseguró de que nadie la viera y salió rápidamente.
Me pareció muy raro que Ethel hiciera eso, no estaba permitido salir de la academia sin un pase escrito. Sentí ganas de seguir a Ethel pero me dije a mi misma que no debía. Aún así fui tras ella, así podría aprovechar para pasar por el bosque y tomar algunas flores para hacer pintura natural.
Salí discretamente de la academia, dispuesta a seguir a Ethel, pero a mitad de camino recordé que ella llevaba escoba asi que lo más probable es que fuera a ir a un lugar lejano, pero aún así yo olvidé la mía. De todas formas ya no tenía tiempo de volver por ella sino Ethel se alejaría mucho y no podría seguirle el rastro.
Con eso en cuenta, corrí un poco hacia el bosque y pude divisar una figura de una chica con largos cabellos rubios y el uniforme de Cakle con la cinta morada. Supe que se trataba de Ethel.
Seguí corriendo torpemente en la dirección en la que ella iba, tan solo miraba al cielo y debido a esto, tropezaba constantemente. Hasta que finalmente Ethel se detuvo.
No me había dado cuenta de lo profundo que había llegado hasta que miré a mi alrededor y sentí cierta familiaridad por este lugar, como si ya hubiese estado aquí antes, se trataba de una familiaridad negativa. Finalmente pude recordar, este era el bosque donde se encontraba Ágatha. Sentí ganas de dar la media vuelta y marcharme pero también quería saber que hacia Ethel aquí, ella podría estar en peligro. Pero además de todo, ella conspiró en contra de Cakle, la primera vez del lado de Ágatha.
Me alejé de mis pensamientos cuando ví a Ethel hacer un leve ruido al bajar de su escoba, ella miró a todas partes y yo tan solo pude acertar a esconderme tras un gran roble cercano a mi.
Luego de ver que el lugar era relativamente seguro, Ethel comenzó a avanzar muy segura como si hubiese estado aquí varias veces antes. Yo ya sabía a donde iba esto, sabía que se dirigía a la cabaña donde la señorita Cakle tenía encerrada a Ágatha. Así que decidí continuar siguiendola durante su caminata hasta la cabaña.

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EGOIST-MITHEL LA PEOR BRUJA
FanfictionEthel, tan egoísta, piensa Mildred. No puede comprender su actuar tan horrible con los demás, siempre pone un muro frente a todos. Aunque realmente a Mildred no le interesaba. Al menos hasta que en un arrebato de ira y tristeza, Ethel deja caer sus...