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Narrador omnisciente

Ethel montó su escoba y dirigió rápidamente a casa , tenía miedo de lo que hubiera pasado en su ausencia, no podía tranquilizar su mente de los peores pensamientos.
En ese momento la lluvia no importó, tampoco los truenos ni las turbulencias en su escoba, el tormento de su mente ya le era suficiente.

Viajó por al menos 2 horas por la estruendosa tormenta hasta que logró divisar los pinos que rodeaban la mansión de los Hallow, aterrizó en el fino pasto podado del jardín frontal de la casa y sin siquiera quitarse el sombrero o la capa corrió a la entrada de la gran mansión. Tocó un par de veces la puerta de forma desesperada pero nadie respondió, así fue por al menos cinco minutos hasta que se escucharon pasos apresurados que se acercaban a ala entrada y vió a su hermana Esmeralda a quien no había visto en un tiempo.

La primogénita lucia desaliñada y triste, las lágrimas nublaban la vista de sus hermosos ojos verdes y las ojeras denotaban el tiempo que no habia dormido. — Ethel, ven rápido ella está muy grave — habló intentando ocultar su agitada respiración.

Ethel tan sólo asintió y corrió por los fríos pasillos de la mansión, los ventanales dejaban entrar una luz tenue, subió las escaleras que en ese momento se veían infinitas. Subió el último peldaño y abrió de golpe la puerta de la habitación, al entrar el ambiente era lúgubre y seco. Aunque se podía decir que aquello era lo típico de vivir en la familia Hallow pero esta vez era perturbadoramente diferente.

En la habitación se encontraban los miembros más importantes de su familia; Sus padres y Sybil. Al fondo de la habitación yacía la matriarca de la familia acostada en la cama de finas sabanas de seda, tan lúgubre y en agonía pero al ver a su joven nieta incluso el dolor pareció desaparecer y fue reemplazado por una gran sonrisa en si rostro, pero aún confusa la mujer recostada en la cama preguntó. — Ethie, mi niña ¿Por qué llegaste tan tarde? — su voz fue capaz de penetrar la cubierta dura del corazón de Ethel y hacerle querer llorar.

La rubia estaba por contestar, probablemente con alguna mentira para ocultar lo que había estado haciendo con Mildred los últimos días. Pero  ni siquiera pudo pensar en hablar cuando su madre se adelantó — Es obvio que no le importas madre,  ya ves el desprecio a su familia si no preguntale por qué Esmeralda perdió su habilidad mágica por un tiempo — El ácido veneno de sus palabras hizo que la expresión de la abuela Hallow se tornara lúgubre de nueva cuenta.
y a pesar de recibir aquella falacia, la abuela no pudo decir más pues se encontraba casi inconsciente, luchando sobre la línea de la vida y la muerte que cada día se hacía más delgada.

En aquel momento el corazón de Ethel se agrieto un poco más pues a pesar de todo no esperaba aquella sentencia tan cruel por parte de su progenitora. No esperaba que sacara el tema de Esmeralda en aquella situación ni mucho menos que se atreviera a decir que a Ethel no le importaba su familia. La mediana de las hermanas Hallow aún así intentó enmendar aquello, — No es cierto eso madre, había una tormenta y tuve problemas para llegar —.

Úrsula pareció extremadamente ofendida al escuchar a su hija refutando lo que había dicho.
— ¡¿Acaso me estas llamando mentirosa?! . Esto es el colmo — La indignación era muy evidente por parte de la madre Ethel.

— No es así madre — En ese momento Ethel se sentía como una niña pequeña cuando le echan la culpa de algo que no hizo y de esa forma sentía una combinación de enojo y unas inmensas ganas de llorar. A pesar de eso se mantuvo estoica.

Su madre no se quedaría así y contraatacó mordazmente, llena de resentimiento. — ¿Entonces niegas lo que le sucedió a tu hermana mayor? ¿O niegas que fue tu culpa lo que sucedió? —.

El peso de la culpa se hizo presente ante la mediana de las hermanas Hallow, quien se sentía encerrada en un laberinto sin salida mientras parecía confesar sus pecados ante un cruel juez. Sentia que su abuela la dejaría de querer si aceptaba que hace tiempo regaló los poderes de su hermana por envidia, pero a su vez, sabía que las cosas serían peores y tan solo quedaria en peor evidencia si trataba de decir algo diferente. — Fue un error, era el calor del momento — . Y Ethel forzaba su voz cada vez más para ocultar el gran nudo en su garganta que se estába formando.

EGOIST-MITHEL LA PEOR BRUJA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora