3 - Primera Impresión

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No era la primera vez que estaba en ese gran escenario, pero seguía asustándome tanto como la primera vez y ese aroma extraño en todo el lugar me hacía sentir tan incómodo, me daban ganas de vomitar, de correr muy lejos, pero eso no era posible, nunca he salido al exterior... Tengo curiosidad pero es más el miedo.

No sabía exactamente que sucedía, había diferentes opiniones a mi alrededor. Unos decían que esperaban ser llevados por un apuesto alfa que les daría una vida llena de lujos y comodidades, otros solían decir que sería muy malo salir de aquí, que allá fuera el mundo es muy cruel y aún más ellos, los alfas. En cambio yo solo sabía una cosa, no quería estar más aquí. Las mujeres de trajes blancos suelen causarme dolor y los hombres con máscaras me hacen sentir incómodo cuando me tocan pero ellos dicen que debería de acostumbrarme a ser tocado, que es para lo que fui hecho y que debería cerrar la boca y abrir las piernas. Se que eso es lo que debo hacer, sin embargo me siento extraño... No quiero que me toquen en ningún lado.

Fui el último en bajar del escenario, estaba por regresar a los dormitorios cuando un hombre me llevo del brazo hacia una sala extraña y sin decir nada comenzaron a examinarme, a vestirme y arreglarme por un par de días hasta asegurarse de que "todo" estuviera en orden. Después, recuerdo haber tomado una pastilla amarga antes de que mis ojos se cerrarán, luego no sé cuánto tiempo paso pero solo desperté en un auto en movimiento, aún estaba mareado como para pensar demasiado y termine volviéndome a dormir sin mucho esfuerzo.
Recuerdo haber soñado con mi madre, no recuerdo su rostro o nada de ella pero se sentía tan cálido estar en sus brazos, sus caricias sobre mi cabello me hacían ronronear, fui tan feliz en ese sueño que no deseé despertarme más pero los sueños no duran para siempre.

Cuando desperté estaba en una gran cama, era cómoda, pero la habitación estaba obscura, solo podía oír unos cuantos gritos provenir de detrás de la puerta, no alcance a distinguir lo que decían, pero aun así me quedé quieto en la cama, tenía miedo, no sabía que estaba sucediendo o donde estaba o que había pasado en el tiempo que estuve dormido.
Cuando los gritos cesaron un hombre abrió la puerta, era notable que estaba de mal humor. Su mirada me aterraba y en cuanto se acercó a mi, trate de escapar, pero lo único que conseguí hacer fue gatear por la cama hasta el espaldar quedando totalmente acorralado, no podía hacer mucho, mi cabeza aún no estaba del todo en si.
Cerré mis ojos con fuerza deseando que fuera una pesadilla y que cuando abriera los ojos todo lo malo desaparecería, pero en cambio una cálida mano se paseo por mi cabello haciéndome temblar, acariciaba justo en medio de mis orejas, luego escuché una voz tan... No sé cómo explicarlo, pero me dio calma en seguida, había amabilidad en sus palabras, algo que no había percibido antes. Ese hombre da miedo de cierta forma.

"Tranquilo, todo está bien" fue lo que dijo y extrañamente le creí. No sé si fue el tono de su voz o la manera en la que me veía, pero le creí, era lo único que tenía ahora. Comenzaba a entender lo que estaba pasando, había salido por fin de aquel lugar pero no sabía que que pasaría ahora conmigo, la incertidumbre era pesada.

...

La gran sorpresa fue más bien una broma de mal gusto que produjo una discusión como resultado entre los dos amigos. Uno quería deshacerse del obsequio y otro solo recalcaba que eso le haría bien, que había pensado en lo bueno que sería tener compañía y demás, al final uno solo se fue dejando al otro con el "problema" sobre su cama. No había más que hacer, sería muy complicado devolver el regalo tanto cómo lo fue comprarlo, por el momento tendría que esperar unos días mientras veía como regresarlo, además el pequeño Atavío no tenía la culpa de nada y eso hizo que no desquitará su disgusto con él pero también era el hecho de que le había llamado la atención aquel día y la curiosidad al respecto le tenía interesado.
El verlo sobre su cama con los ojos llorosos y el cuerpo temblando volvió a sentir lástima, no deseaba hacerle daño, incluso despertaba en él un sentimiento de protección.
Al tenerlo cerca pudo apreciar mejor sus facciones, ahora no podía negar su belleza, pero era muy pequeño aún, resultaba extraño tener que tenerlo ahora en su casa después de todos esos años siendo un hombre solitario.

Esas fueron las primeras impresiones de ambos, los primeros pensamientos y las primeras emociones sin pensar que en el futuro, se llegarían a enamorar uno del otro, pero no fue nada fácil el camino y con el pasar de los dias el alfa comenzaba a ver con otros ojos al atavío, ya no era lastima o algo parecido, cada pequeña acción que este hacía le ponía nervioso, incluso era incómodo tener que compartir la misma cama, razón por la que alistó una habitación propia para él, aun así no era nada fácil, el deseo por un beso se volvía cada vez más insoportable, deseaba tocarlo solo un poco, pero cuando lo hacía el remordimiento le hacía sentirse culpable, ya que aún era un niño a sus ojos y físicamente era complicado tener ese tipo de pensamiento y su inocencia hacía las cosas más complicadas, pero la paciencia no es infinita, y poco a poco fue acercándose al Atavío con base en el engaño, con pequeñas caricias sobre su cabeza y pequeños besos en su frente y manos a modo de mimos que parecían gustarle al omega, lo demostraba con sus leves ronroneos así que... ¿No estaría mal ir solo un poquito más allá verdad? Después de todo es para eso que está ahí en primer lugar, es para eso que fueron creados los Atavio... Era horrible pensar así, era más bien ese lado obscuro de un alfa haciéndose presente lo que odiaba, no quería ser de esta forma tan despreciable.

Pero los días fueron pasando con más tranquilidad de lo que esperaba, realmente no tenían mucho interacción pues el alfa trataba de mantenerse ocupado en el trabajo, aún no sabía cómo lidear con un niño de 12 años y el pequeño se la pasaba en su habitación la mayoría del tiempo, era extraño para ambos. La soledad aún se mantenía presente a pesar de estar juntos. No había mucho que hacer y aunque desde el principio quería sacarlo de su vida, los días se convirtieron en semanas, semanas las cuales pospuso el trámite de reembolso con escusas tontas una tras otra, ni el sabía porque lo hacia, simplemente era reconfortante tener a alguien en casa, el solo saber de su existencia en esta, lo era.

Ilusión | Yaoi Omegaverse [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora