El cerebro busca diferentes mecanismos de defensas para ponerse a salvó, para evitar el dolor y la realidad, lo hace de maneras ingeniosas cómo disfrazar la realidad con una fantasía que al cerrar los ojos e imaginarlo se siente tan real y se puede manejar a voluntad, como un amor que brinda calidez en cada pequeño acto, en el que las sensación se vuelven tan reales para producir dopamina producto de la necesidad de esta, creando una ilusión de felicidad para poder soportar la soledad, el anhelo de amor, el cuidado y la sentimiento de sentirse protegido, a salvó.
. . .
No hay número exacto que defina las veces que se ha imaginado ese momento, en el que las fantasías se convertían en una tortura y los sueños en pesadillas. Nunca ha sentido el anhelo hacia algo o alguien tanto como ahora, aterraba el sentirlo porque podía percibir dentro de sus capacidades la opción de encerrarlo, tenerlo o poseerlo sin que un gramo de su escencia se escapara de sus manos porque al fin tenía algo a lo que podía llamar suyo, el pensamiento egoísta era lo que aterraba, contra lo que había estado luchando pero justo en ese momento tenía a ese dulce en sus manos, en toda la expansión de estás y solo tenía que dar un bocado pero antes de que siquiera incara los dientes fue pasmado por la mirada sin vida del niño y entonces entendió que no podía hacerlo, no de la manera en la que quería y el sentimiento de egoísmo fue eliminado, fue un dolor agudo en el pecho que lo mató.
Sostuvo al pequeño en sus brazos buscando darle consuelo mientras buscaba el propio, había extrañado la sensación de tenerlo cerca pero comenzaba a contagiarse del calor, la fiebre que causó el desastre pero está vez no iba a dejar que volviera a suceder. Aún cuando ya había Sido drogado por un par de supresores, se inyectó uno más en el cuerpo por si las dudas, no importaba si dejaba secuelas, lo merecía y buscaba algún tipo de castigo para acabar con la culpa que lo consumía.
Con los sentidos más centrados vio la imagen que se proyectaba en frente suyo, la imagen del niño, de su cuerpo sobre las sábanas temblando sutilmente, casi imperceptible. Lo miraba fijamente, era una expresión que no podía descifrar, ya no estaba vacía pero aún tenía secuelas del llanto, sus pestañas aún tenían ese rocío de lágrimas pero era hermoso, era tan precioso el como los tonos carmesí se mezclaban con su piel pálida, el como decoraban sus mejillas de un tono más intenso al igual que sus labios de los cuales solo salían sonidos tan dulces como para embobar la mente lo suficiente para hipnotizar pero las drogas evitaban eso, mejor así ya que podía disfrutar de cada detalle visual sin perder el control.
Salió de aquel pequeño trance ante su cuerpo cuando sintió sus pequeñas manos tocar las suyas buscando calma mientras con esa voz baja le pedía ayuda, más que eso, pedía saciedad a su necesidad, era totalmente normal para un omega querer hacerlo durante los días que dura el celo. Ahora que lo pensaba ni siquiera tuvo tiempo de explicarle que aquello pasaría en algún momento pero no era tan tarde para hacerlo.Sostuvo por segunda vez al pequeño Omega en sus brazos, lo tenía sobre sus piernas ligeramente recostado sobre su pecho, quería ir lento para no asustarlo cómo lo hizo antes. Comenzó despojando con sus dedos los pliegues de ropa sobre su cuerpo, cada pequeño movimiento desnudaba su piel, le deja ver cada pequeña curva y cuando lo tuvo completamente desnudo, vio el desastre mojando en medio de sus piernas y el como estás se contraían desesperadas, deslizó la mano en medio de sus muslos tratando de abrirlas un poco, fue fácil hacerlo pues a ese punto el niño estaba tan dócil. Continuo tocando hasta llegar a su entrada mojada, el que estuviera así le haría fácil introducir sus dedos pero apenas posicionó dos de estos, el niño se tenso y volvió a cerrar sus piernas por miedo, incluso oculto el rostro mientras apretaba con fuerza su camisa, esa reacción era a causa de los malos recuerdos, ese acto volvió a punzar en su conciencia.
— No te asustes mi amor.. . No voy a lastimarte. —, El atavio seguía aferrándose con tal fuerza que estiraba la ropa del alfa, pues los síntomas del celo se incrementaron, incluso el pequeño temblor que producía su cuerpo aumento volviéndose bastante notable a la vista. Por la necesidad de contacto tomo de las mejillas del niño haciendo que levanté la vista, deseaba ver su carita pero su atención fue capturada por sus labios mojados por la saliva, tan apetecibles a su mirar.
— Mírame, no estoy mintiendo... No volveré a lastimarte... —. En cuanto terminó de hablar se hizo espacio entre su boca, probó la miel de sus labios que se derretían con los suyos en un beso tan suave y lento, tan perfecto y dulce, cómo no converse adicto a una cosa tan deliciosa como esa.
El beso también ayudo al Omega a entrar en ambiente, sus mejillas estaban más rojas y los jadeos no sé dejaban de escuchar, era difícil mantener la calma pero había que hacerlo.
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Ilusión | Yaoi Omegaverse [En Corrección]
No FicciónDespués de que los omegas comenzarán a enfermar y morir, la necesidad de estos para los alfas conllevó a que se crearán los Atavío, "el falso omega". El objeto viviente de la sociedad. . . . Triggers | Referencia a la novela "Lolita" Contenido +18. ...