El cerebro actúa de maneras interesantes, sabe perfectamente como mantener a salvó al anfitrión. Borra recuerdos, los remplaza con otros o simplemente ignora aquello que hace daño. El cerebro es interesante, hace ver figuras o rostros donde no los hay, es tan imaginativo y creativo para idealizar una ilusión tan hermosa y cosquilleante cómo el ver el reloj en la pared, el ver cómo cada vez falta menos minutos para tenerlo de vuelta. La razón de la inquietud y el proyectar eterna la espera era el que volvía a sentir ese calorcito subiendo hasta sus mejillas. Esa sensación ya era familiar en las últimas semanas, comenzaba a acostumbrarse aunque al principio fue muy difícil y aterrador.
Todo el día y tarde pensando en el, cada segundo lo tenía en la cabeza y como no hacerlo si estaba rodeado de su escencia, de sus cosas, de su ropa. Esperaba pacientemente mientras se acurrucaba en la sudadera que le cubría hasta los muslos, se llevaba las mangas al rostro para respirar ese aroma que le gustaba pero lo ponía aún más inquieto, impaciente.
Con una almohada en medio de las piernas movía las caderas en vaiven, buscaba una pequeña estimulación para calmar el dolor palpitante en medio de sus piernas, ese ligero roce lo mantenía con la boca entre abierta, dejando escapar gemidos muy suaves que se ahogaban en las sabanas en las que estaba recostado. Ese ligero estímulo aunque era bueno y lo suficiente por el momento, solo le ponía más ansioso. Había intentado tocarse antes cuando el no estaba pero no era suficiente con sus propias manos y le resultaba extraño introducir sus propios dedos allí abajo aún cuando estaba bastante mojado por la necesidad de tener algo moviéndose dentro. En una ocasión lo intento pero fue descubierto abruptamente y regañado al instante, más que eso fue una lección. Fue tocado de tal manera en que su abdomen estaba cubierto por semen, estaba mojado hasta los muslos y sus piernas dejaron de responder y el intentar caminar era difícil por los temblores de estás. Aquel hombre tenía una manera increíble de convencerlo y hacerle ver la verdad y después de aquello creyó totalmente en lo que dijo. "Nada va a ser mejor que mis manos y mis dedos". En ese momento confirmo sus palabras. El como abría sus piernas y enseguida presionaba, ya no dolía, al contrario. Sus dedos haciéndose paso, entrando y saliendo, tocando ese lugar, justo en ese lugar le hacía querer cerrar las piernas y retorcerse, quizás era el celo pero sentía esas mariposas revoloteando y haciéndole venir varias veces más.El recordar esos momentos solo empeoraban la situación, no podía esperar más a que llegara, incluso lagrimeaba por la necesidad, el celo solo era bueno si lo tenía a él cerca para poder calmarlo. Aún metido en sus propias fantasías en medio de las sábanas de la cama, escucho como la puerta se abría y sus orejas se alertaron. Se levantó quedando sentado en la cama viendo si habia escuchado bien, confirmo que era el quien llegaba. Se levantó de la cama y enseguida se tambaleó, el celo lo ponía tan débil como aturdido.
Salió de la habitación, cada paso que daba hacia que escurriera de sus piernas ese lubricante natural de un Omega y cuando finalmente lo tuvo en frente, solo empeoró.Aún asustaba un poco el estar en celo, todas esas sensaciones abrumadoras solo podían calmarlas su alfa. Se aferró a su cuerpo mientras lo abrazaba. Escondía el rostro hecho un desastre por el calor de la fiebre, el lagrimeo y el sudor, aún se avergonzaba de que le viera de esa manera tan desastrosa.
- ¿Esperaste mucho mi amor? -. No había mejor momento que ese, no había que pensar, solo actuar y calmar al niño. Se veía en sus ojos la suplica, el pedido de que hiciera algo, de la necesidad que tenía por sus toques y su mera presencia, no había nada más satisfactorio que tenerlo así.
El Atavío no respondía, solo se limitaba a restregarse buscando atención, la cual fue dada al instante. Fue cargado por alfa quien noto que no traía nada debajo de esa prenda suya. De esa forma tan atrevida podía tocarlo directamente, con un solo roce sus manos ya estaban mojadas por la miel del niño. El aroma proveniente de el también lo era pero había comenzado a usar supresores antes de entrar al departamento para mantenerse cuerdo, de esa forma se aseguraba de no asustar o lastimar al pequeño, se podía concentrar en complacerlo y el hacerlo de esa forma funcionaba, ahora era el pequeño quien rogaba por ello, aún si era el celo, se apreciaba el gusto en sus facciones.
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Ilusión | Yaoi Omegaverse [En Corrección]
Non-FictionDespués de que los omegas comenzarán a enfermar y morir, la necesidad de estos para los alfas conllevó a que se crearán los Atavío, "el falso omega". El objeto viviente de la sociedad. . . . Triggers | Referencia a la novela "Lolita" Contenido +18. ...